Año de ensueño para una libero cagüeña
Por Jorge L. Pérez/JPG Media Group
Fotos Pepo Pereira/Municipio de Caguas
Resulta evidente que el flujo de grandes jugadoras cagüeñas hacia las Criollas de Caguas va a mantenerse constante en los próximos años.
No solo puede estar en camino la estelar esquina Sofía Victoríá, quien ya es reserva juvenil de las Criollas aunque solo está completando su segundo año en la NCAA con la Universidad de Florida, sino también otra joven jugadora cagüeña que acaba de completar una temporada de ensueño con la Universidad de Tampa, a la cual ayudó a conquistar el campeonato nacional de la División 2 con un récord de 34-2.
Durante esa actuación, Claudia Isabelle Rivera Solá, una libero de 21 años, acumuló cerca de 690 defensas, en cinco ocasiones fue escogida como la jugadora defensiva de la semana de su conferencia, (Sunshine State Conference) y, finalmente, fue escogida también como la Jugadora Más Valiosa de los campeonatos nacionales, donde su equipo obtuvo el campeonato nacional.
Y aunque espera graduarse en mayo de Sciences of Human Performance al completar su cuarto año, a Claudia le quedaría todavía un año más de elegibilidad en la NCAA para hacer su maestría en Nutrición y Ejercicio, por lo que podrá seguir aumentando su gran actuación en el voleibol universitario.
“Como ahora se agregó un año a la elegibilidad para las becas (debido al coronavirus), yo voy a seguir teniendo la beca por lo menos en el primer semestre de mi maestría”, dijo.
En teoría, a partir de enero de 2023, ella podría ser elegible para jugar en la Liga Superior boricua, pero como ella espera terminar sus estudios en Tampa “no voy a poder jugar hasta el próximo año”.
Como libero, Claudia nunca ha gozado de una beca completa a nivel colegial.
“A las liberos es muy difícil que les den una beca deportiva completa, porque las liberos no anotan puntos”, explicó. “Pero por lo menos entre la beca académica y la deportiva, sí cubro la mayor parte (de los gastos)”.
“Pero, sí, hasta ahora estoy pensando en jugar Superior después”, agregó Claudia, quien ahora está en el ‘off season’ del voleibol colegial y no volverá a la carga hasta agosto.
Pero cuando termine sus estudios, Claudia estaría interesada en jugar con las eternas campeonas, Criollas de Caguas, aunque eso necesariamente no estaría en sus manos.
“Yo iba siempre a sus juegos e incluso fui balonera del equipo cuando estaba en la escuela elemental”, dijo, “Allí estaban Brenda Castillo, Fefa (Stephanie Enright), unas jugadoras a las que uno veía y decía, ‘¡waaa!!”.
“Aparte de que jugué con las Criollitas”.
De hecho, su ruta en el voleibol repite la trayectoria tradicional de muchas otras jugadoras: ha sido estudiante atleta desde los cuatro años, y con las Criollitas su dirigente en un principio lo fue Jon Rivera.
Luego, desde cuarto grado comenzó a jugar con el equipo de su escuela, el colegio Notre Dame.
Todo este tiempo era acomodadora hasta que a Freddy Alvarez, de las Criollas, se le ocurrió cambiarla a especialista en defensa.
Además, representó a Notre Dame en los equipos de mini, juvenil, junior y senior femenino, bajo la dirección de Renato González y Carlos Rodríguez, y, en efecto, su padre, Miguel Rivera, un exjugador de voleibol en las categorías menores y también egresado de Notre Dame, asiste ahora en su tiempo libre a Renato González en las categorías menores del colegio.
En Notre Dame, naturalmente, Claudia fue compañera de equipo de Sofía Victoriá, aunque esta es dos años menor que ella.
“Jugamos juntas en varios equipos”, dijo.
Entonces, en su primer año en Tampa, Claudia comenzó con el pie derecho, al ayudar a que su equipo ganara el tercer campeonato División 2 de su historia, teniendo ella uno de sus mejores partidos cuando acumuló 19 defensas en la victoria sobre Pittsburgh en el juego de campeonato.
Y ahora Claudia acaba de ganar su segundo campeonato.