Por: Aida Mendoza Rivera
Cada uno de nosotros tenemos diversos motivos por los cuales dar gracias cada año. Dudo que alguien pueda decir que no tiene nada que agradecer, pero si usted que me lee no tiene motivos, lo respeto. Dar gracias es bonito, pero debe ser un acto diario, no de un solo día. En la escuela nos enseñaron una historia y pasa el tiempo, uno sigue estudiando, hasta que ve otra cara del día de Acción de Gracias.
El mito de la llegada de los británicos a Plymouth, Massachusetts, en el que convivieron armónicamente con los indígenas del pueblo Wampanoag, ha venido siendo cuestionado cada vez más, sugiriendo por el contrario la rápida disminución en los números de estas comunidades, las cuales fueron rápida y sistemáticamente diezmadas.
El último jueves de noviembre celebramos el inicio de una invasión europea que acaba con la muerte o el traslado de millones de personas nativas. Aunque muchas personas han tratado de redefinir el significado del Día de Acción de Gracias como una época en la que cultivábamos un sentimiento de gratitud, la verdad innegable es que la sangre de la población nativa mancha el origen de la festividad.
Las raíces coloniales del Día de Acción de Gracias (o lo que muchas personas nativas suelen denominar Día de Matar o Día de Saqueo no son algo para celebrar. Aunque no podemos señalar una celebración de «Acción de Gracias» específica u original, el presidente Abraham Lincoln lo convirtió en fiesta nacional en 1863 y lo concibió como un día nacional de acción de gracias. Hasta 1890 no se incluyó en la tradición a los «peregrinos e indios». Los mitos nacionales que rodean a esta festividad no tienen en cuenta la larga y violenta historia de contacto entre los colonos europeos (en este caso los peregrinos ingleses, puritanos) y las poblaciones nativas que ya habitaban la tierra. En estas historias olvidadas es donde hemos visto la historia de esta festividad tal como es verdaderamente: peregrinos ingleses que no estaban preparados para sobrevivir en la tierra ni estaban familiarizados con la vegetación, las vías fluviales y otras fuentes de alimentación, atrapados en la Isla de la Tortuga, que sobrevivieron a esos primeros inviernos y finalmente emprendieron una campaña brutal de colonialismo y de actividad genocida.
Es por esto que, en cada Día de Acción de Gracias, algunos indígenas y sus aliados han celebrado, desde 1970, un Día Nacional de Luto. cuando se celebraron los 350 años desde la llegada de peregrinos británicos a Plymouth, en el estado de Massachusetts. Para conmemorar la fecha se realizó una cena de Estado donde el Departamento de Comercio de Massachusetts solicitó a la comunidad nativa Wampanoag que seleccionara a un orador para la ceremonia.
El día es una mezcla de conmemoración y protesta. Los participantes se reunirán al mediodía del cuarto jueves de noviembre en Cole’s Hill, que está sobre el área del puerto de Plymouth, donde se encuentra Plymouth Rock. También se encuentra una estatua de Ousamequin, o Massasoit, quien era un líder de los Wampanoags en el momento de la llegada de los peregrinos.
Las personas reunidas en la colina comienzan con una ceremonia espiritual. Posteriormente, los participantes asisten a un mitin donde los oradores hablan sobre una variedad de temas. Hay al menos una persona que relata la historia del Día Nacional del Duelo. Después de la manifestación, los participantes marchan a Plymouth Rock para una segunda manifestación.
No pretendemos quitarle a nadie sus costumbres de dar gracias en familia; eso es hermoso. Nuestro propósito es que veamos otra cara de la historia que muchas veces no nos cuentan.
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