Por: Myrna L. Carrión Parrilla
Un asunto que nos debe ocupar y sobre el cual debemos conversar en familia, en los trabajos y diversos ambientes en que nos desenvolvemos, es el tema del cambio en el clima, que produce lo que los expertos han denominado como el “cambio climático”.
Comenzó el verano en Puerto Rico y como nunca, han comenzado una serie de advertencias de calor extremo. Esto, a pesar de vivir en un país cálido por estar en una zona tropical, no era común en nuestro país.
El calor extremo se define como temperaturas de verano mucho más altas o condiciones mucho más húmedas del promedio.
Debido a que algunos lugares son mucho más cálidos que otros, esta definición depende de lo que se considere promedio en un lugar y un momento del año determinado.
El calor extremo afecta la salud, los costos de vida y operación en negocios y empresas, el medio ambiente, entre otros. En fin, nuestro entorno total por lo que se merece nos detengamos.
En el aspecto de la salud los expertos indican que “el calor extremo exacerba la deshidratación, lo que reduce el volumen sanguíneo. Sin una rehidratación suficiente, el volumen sanguíneo reducido hace que la presión arterial baje rápidamente, lo que puede provocar la pérdida del conocimiento. El volumen sanguíneo y la presión arterial reducidos también hacen que el corazón trabaje más, lo que puede provocar insuficiencia cardíaca, y la deshidratación grave puede provocar daño renal agudo.” Esto afecta a menores y adultos.
En un país con una alta tasa de adultos mayores con altas tasas de condiciones de salud relacionadas al corazón, diabetes, renales, entre otras, esto es más que preocupante. Otro dato importante es que se ha probado que el “calor extremo” ha causado más muertes que todos los demás desastres meteorológicos combinados. El cambio climático ha hecho que las olas de calor sean más frecuentes y severas en todo el mundo.
En el aspecto del impacto en el costo de vida, debemos considerar todo lo que invertimos en la compra de artículos, alimentos, vestimenta y energía eléctrica con el propósito de manejar de mejor modo la ola de calor.
Mientras que los huracanes nos dan mucho miedo y pueden ser mortales, el calor extremo es un asesino sigiloso que causa más muertes que todos los demás desastres meteorológicos combinados.
Este verano, una ola de calor sin precedentes sin duda está acechándonos, la invitación es tomarlo en serio, a cuidarnos y cuidar a nuestros familiares y compañeros de trabajo. Esto sin considerar como se altera el carácter y los resultados que se traducen en crímenes que en ocasiones no tienen precedentes.
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