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Alianza de los cinco ojos y el carpeteo virtual


Por: Juan Ilich Hernández


Cada suceso histórico trae como producto proyectos de expansionismo por el control global, problemas socioeconómicos, avances técnico-científicos y nuevos medios de monitoreo social como el espionaje. Bajo esta era de la digitalización, instrumentos de vigilancia como cámaras con visión infrarroja y nocturna, celulares y relojes inteligentes, drones-electrónicos, transmisores de sensación termodinámica, entre otros artefactos sociotécnicos fungen como medidores de temperatura para observar el flujo social. Cada uno de estos innovadores aparatos tecnológicos han hecho posible la construcción artificial de un nuevo sujeto contemporáneo capaz de ser influenciado, colonializado, y hasta disciplinado vía lo técnico- práctico. Y qué mejor ejemplificación de este escenario que la misma íntima relación que guarda el dispositivo celular inteligente con el mismo sistema nervioso central humano.


Ha sido la prestación de servicios de aplicaciones para uso rudimentario como ATH móvil, conteo de tus ciclos menstruales, entretenimiento como Playstation Network o PokémonGo, geo-localizadores como Waze o GoogleMaps, redes sociales Meta (Instagram, Facebook, etc.), entre otros que a base del trueque de datos personales y socio- demográficos se nos “respalda y supuestamente observa”. Es en ese sentido, cómo ha ido cobrando vigor la reactualización de los archivos y desarrollo de perfiles tipo carpetas de modo virtual, precisamente bajo la encriptación de la persona a esa base de datos. Sin embargo, el que nuestros documentos estén codificados, no significa que del todo anden libres de monitoreo, vigilancia estricta y de falsas noticias que difunden los bots para crear descentralización social.


Las teorías de conspiración como a su vez el ciberhackeo o mejor conocido como el delito digital, lejos de ser exacerbadas mentiras, posibilitan la construcción de una alteridad y realidad tormentosa. Tanto es así, que potencias mundialistas como Reino Unido, Estados Unidos desde finales de la segunda guerra mundial en el 1946 amenizaron un convenio llamado UKUSA el cual ambos países podían compartir información delicada de inteligencia nacional. Al ser el tratado de UKUSA una estratégica movida, propulsó el que se integraran otros países de primer mundo como Canadá, Australia y Nueva Zelanda para generar un bloque más solido en lo que concierne al espionaje e intercepción de cualquier tipo de información sensible durante la Guerra Fría.


Evidentemente, el desarrollo de la teoría FVEY (los cinco ojos), aunque parezca hoy algo conocido, según nos dicen varios investigadores como el sociólogo francés Armando Mattelart (2009) no es vasta o suficiente la información difundida acerca de esta debido a que lo poco que se sabe, técnicamente se desempolvó a finales de la década de los 90’s. Tales efectos son reconfirmados en la selectiva divulgación de ciertas noticias las cuales causaron mayor revuelo cuando el ex-investigador y técnico de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional) Edward Snowden puso en relieve la agenda masiva y mundial que llevan a cabo no solo los Estados Unidos sobre el control digital, sino también sus países aliados.


Si se alinea el caso de Snowden con el de otros personajes polémicos como el creador de la plataforma ciberactivista Wikileaks, encontramos que aparte de esclarecerse algunas de las formas acerca de cómo se nos auto-enajena vía los troles virtuales (personas anónimas) y falsas noticias, hay una notoria necesidad de exponer el crudísimo futuro que se le avecina a la sociedad contemporánea.


La gran debacle que se está viviendo por el control geopolítico y digital entre los Estados Unidos versus China plus otros países entremedios para liderar el mundo tecnológico es una que podría traducirse en la viviente y fragmentada “tercera guerra mundial”...

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