Por: Juan Illich Hernández
En esta tercera parte trabajamos con los juegos estratégicos que utiliza el aparato político a nivel isla. Este, actualmente trae consigo la atractiva, pero autodestructora alternativa de la sociedad de servicios. Esta, precisamente opera como un autoservicio la cual desbanca por completo la rigidez y entorpecimiento burocrático, haciendo de esta práctica toda una experiencia “triunfal” virtualmente.
Gran parte de esta agresiva organización propagandista, tanto política como económica aún mantiene ligazón con los juegos de seducción y tácticas mediáticas. Tal sutileza ha provocado un efecto distorsionador violentísimo de cómo llevar a cabo sus mensajes políticos. Gracias al arte de la peroración, los lavados de cerebros son mucho más directos/desestabilizadores. Por tal motivo, es que este particular movimiento ondulatorio genera toda una ambientación de ansiedad agobiante de salir a votar este próximo 2 de junio a las fallidas primarias del 2024. Tanto es así, que si seguimos la línea de pensamiento del sociólogo francés Gilles Lipovetsky (2004) “la seducción ya no es libertina”.
Ha sido el alto desarrollo de lo técnico (automóviles, smarthphones, computadoras, etc.) y devoción al hiperconsumo, que la ansiedad comenzó a ser parte integral del funcionamiento político cotidiano. Eso sí, el mayor problema está en cómo manejamos dicho estado psicoemocional (ansiedad) ya que, sin este, jamás existiría el impulso a accionar o ejecutar con diligencia nuestros objetivos. Sin embargo, en esta fase social e histórica que afrontamos, tanto en el país como mundialmente parece que hay un virus atmosférico que más allá del Covid-19 vino para quedarse. Tal fenómeno social es la incertidumbre de saber qué nos espera.
Quiérase decir, que el proyecto moderno-tardío en que nos situamos redefinió a su antojo la forma de cómo hacer valer política y valores. Las atractivas y melifluas maneras de empujar estas cuasi refrescantes ideas de la autogestión, autenticidad, empoderamiento y la inalcanzable autorrealización son haciendo integral en su credo politiquero estas características. Este modelo político, también ha sido añadido a municipios como Caguas.
Si tomamos, por ejemplo, el modelo “autogestionario” que tienen incorporado ciertos municipios en Puerto Rico en cuyo caso aquí sería Caguas, observamos que la presente iniciativa desde sus inicios del 97 fue un acto malogrado. Esto se debe a que, si realmente hay una verdadera pretensión en organizar comunidades, sobre todo subordinadas o de escasos recursos, estos no deben limitar la participación ciudadana en la legislatura y en los procesos de toma de decisiones. Como producto de este impedimento bien orquestado se busca la forma auxiliar para maquillar esas malas intenciones con distracciones urbanísticas y actividades “culturales” las cuales tienen como fin, el desarrollo individualizado. De este modo el estado de ansiedad-angustiosa que impera constantemente se ha contrarrestado con los juegos estratégicos de la política la cual según Aristóteles describió como “un arte de cambiar realidades”.
Para colocar en contexto dicha sensación estremecedora y desesperanzadora, un excelente escenario que refleja ‘el embellecedor” rostro de una comunidad que ha ido de progreso en retroceso es Savarona. Esta, aparte de no tener un espacio adecuado para recreo y confraternización para jóvenes, anda prácticamente en el olvido e incluso pleno deterioro de sus facilidades, justamente como es el centro comunitario para desarrollo de actividades.
Quiérase decir, que en tiempos de elecciones y fogosidad politiquera como es la que presenciamos, resulta indispensable el retomar las armas de la conciencia y organización social-comunitaria. Así podríamos combatir la mala planificación de autoinducir y “autoayudar” a tomar decisiones perjudiciales que provienen de las construcciones de la demagogia plus falsa imagen “humanitaria” mediática (Continuará)…
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