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¿Cómo convertirnos en personas “sin edad”?

  • Foto del escritor: Editorial Semana
    Editorial Semana
  • 27 mar
  • 3 Min. de lectura

Por: Félix Tomás Miguel Aponte


¿Cómo trascender el tiempo y convertirnos en personas “sin edad”, mantenernos jóvenes, a pesar de nuestra edad –40, 50, 60, 70, 80 ó más– y resilientes?


En su artículo How to become “Never Years Old”?, Allan Ishac (2025) responde a esta pregunta con la siguiente expresión: “Podemos ver personas en estas edades que lo hacen con vigor, optimismo, alegría no empece a los embates de la vida. Son tan admirables que inspiran el deseo de emular su energía y entusiasmo. Como respuesta, podemos buscar dietas a base de proteínas, un programa transformador de ejercicios o seguir otra ruta externa hacia la fuente de la juventud”.


Sin embargo, el autor no estima que el cuerpo es la fuente de la verdeadera salud, energía juvenil o para fortalecer la felicidad y ninguna cantidad de entrenamiento pudiera funcionar. Es la mente la que se debe readiestrar, en vez de los cuerpos. Destacó que niños y niñas de seis años pueden ser “nuestros grandes maestros en vivir el momento, como hacen, enseñando a cómo volver a la niñez”.


Ishac sugiere que adoptar una mentalidad “infantil” o “sacar a pasear” su niño(a) interior conlleva permanecer en un estado natural de curiosidad constante. Además, enfocarse en el tiempo presente, percatarse de los más mínimos detalles y explorar entusiasmadamente cada dimensión del diario vivir, sea trabajando, paseando por el bosque o involucrarse un fin de semana en un juego deportivo (béisbol, baloncesto, volibol, etc.).


Asimismo, citó al educador Walt Streightiff afirmando que “no existen siete maravillas en el mundo en los ojos de niños y niñas, sino siete millones”. Con ello él señala y teme como si fueran contrastes de la niñez como las posibles llaves “para mantener abiertas nuestras mentes y nuestros corazones adultos para albergar una eterna niñez”.


A lo anterior agregó: “¿Qué sucede, entonces, con nuestra curiosidad a medida que envejecemos? El problema parece comenzar cuando pensamos en los convencionalismos sociales y las normas aceptadas en lugar de nuestras imaginaciones fértiles que permiten mantener las puertas creativas abiertas. La mente adulta se endurece e incomprometida en su necesidad de estar incuestionablemente bien, en lugar de esperar la próxima aventura. Por otro lado, niños y niñas permanecen alertas y dispuestos a sorprenderse ante lo que venga”. Ishac, The Good Men Project, 2025).


Mientras comparaba un proverbio Zen sobre “vaciar nuestros vasos”, el autor describió aseguró que “nuestros vasos personales están llenos de ideas y creencias reforzadas y opiniones fosilizadas, prejuicios y conocimientos obstinados”. “Si queremos ver a través de ojos juveniles, debemos humillarnos, vaciar nuestras mentes de la ignorancia aprendida. Entonces, únicamente, habrá esperanza de mirar con ojos frescos y experimentar un mundo nuevo, como hacen los niños”.


Ishac menciona otra cualidad en la niñez que las personas adultas, de manera particular los hombres, han perdido, una sensación de no tener fe o no creer que todo es posible. Las personas maduras, específicamente aquellas que son fuertes o inflexibles, pueden tomarlo como una “tontería”. Sin embargo, hay una profunda verdad, donde básicamente nuestros mundos no son más que nuestros pensamientos profundos cristalizados y proyectados hacia la percepción externa.


“En unas palabras, lo que pensamos es lo que manifestamos. Todo lo que buscamos se convierte en una animación cambiante desde lo más interno de nuestra imaginación. Los niños y las niñas lo saben”, insistió el autor del artículo. Resume lo anterior con la siguiente frase: “Es cuestión de juego”.

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