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Cayey reconoce el legado de Roberto Clemente

Foto del escritor: Editorial SemanaEditorial Semana


Estudiantes de las escuelas de Cayey tuvieron acceso a memorabilia de Roberto Clemente en el Teatro Municipal. Foto FB Cayey Ciudad Verde

Redacción Editorial Semana


Estudiantes de varias escuelas de Cayey celebraron el legado del legendario pelotero Roberto Clemente ante casa llena en el Teatro Municipal, donde se le rindió homenaje con la exhibición del cortometraje “3000”. Cada 30 de septiembre, los puertorriqueños y fanáticos de beisbol celebran con el orgullo el histórico hit del astro boricua en el partido escenificado en estadio Three Rivers de Pittsburgh ante el zurdo de los Mets de Nueva York, Jon Matlack. Fue un doble contra la pared entre el bosque izquierdo y central.


El alcalde de Cayey Rolando Ortiz Velázquez destacó que la organización del evento estuvo a cargo de la escuela Benigno Fernández García y trajo como invitados a los estudiantes de las escuelas Virginia Vázquez Mendoza y Fray Benigno Carrión. “Los jóvenes conversaron con el director Skip Font de “3000” sobre aspectos deportivos y humanos del jardinero de los Piratas de Pittsburgh. Además, tuvieron la oportunidad de ver memorabilia de Roberto, como fotos históricas y hasta calzado y otros efectos deportivos del puertorriqueño”, expresó.


Como parte de las actividades, la representante a la Cámara, Lcda. Gretchen Hau, entregó al director Font la “Medalla Deportiva de la Ciudad de las Américas”, por su compromiso para preservar la memoria de Clemente a través de su película, la cual fue filmada en varias localidades de Puerto Rico, incluyendo el estadio Pedro Montañez de Cayey.



Meses después del hit 3000, Clemente perdió su vida, un 31 de diciembre, junto a cuatro personas más, quienes abordaron un avión de carga cuatrimotor a hélices DC-7 en San Juan, Puerto Rico, que viajaría a Nicaragua. Era un viaje humanitario, donde llevaban contenedores con alimentos, ropa y medicinas para los damnificados del terremoto que destruyó la capital, Managua el 23 de diciembre de 1972. Las condiciones meteorológicas eran muy difíciles y el aparato se hundió a más de 400 pies en la zona de Torrecilla Baja en Loíza.


Reporta la prensa de aquellos tiempos, que aunque se trató de rescatar a los cuatro tripulantes, solo pudieron lograr uno. Ya para el 12 de enero de 1973, se dio la dura y triste noticia: la Marina de los Estados Unidos confirmó que abandonaba la búsqueda del cuerpo de Roberto Clemente, del copiloto, de un mecánico y de un amigo del pelotero. Así, el mar decidió que era en ese sitio en donde el legendario jugador de Grandes Ligas y gran ser humano iba a tener su tumba. Nació una estrella y ejemplo para toda la juventud.

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