Editorial Semana
Cayey y los luthier

Por: Aida Mendoza Rivera
Cada paso que damos por Cayey nos encontramos con los múltiples talentos que hay en nuestro pueblo. El cayeyano, por regla general es musical. Mucha gente dice que los de Cayey hablan cantando. Hay que destacar que la música es la gimnasia de la mente. Además, la música es, según la definición tradicional del término, el arte de crear y organizar sonidos y silencios respetando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo, mediante la intervención de complejos procesos psicoanímicos.
Sin duda alguna, Cayey se distingue por ser cuna de grandes músicos lo cual no los certifican los amigos de la Casa Histórica de la Música Cayeyana. Vale la pena distinguir baluartes como: Cesar Concepción, La Familia Duchesne, Wisin y Yandel. Alexis y Fido entre otros.
Es importante mantener activa la producción musical, reconocer a los compositores de ayer y de hoy, seguir a los intérpretes y grupos, grabar nuevas producciones discográficas, tener audiencia, organizar actividades, lograr promoción en los diversos medios y plataformas digitales, atemperarse a los tiempos y tecnología, entre otras cosas. Sin embargo, Puerto Rico necesita desarrollar más personas que puedan confeccionar los instrumentos para nuestros músicos. Entendemos que la construcción de instrumentos es una parte crucial para seguir desarrollando música en Puerto Rico y alrededor del mundo. Me refiero particularmente a la lutería (lutheria) que se trata de la construcción de instrumentos musicales de cuerda y que está tomando auge en la isla. Todo músico debería conocer el significado de la palabra luthier, persona encargada de convertir una serie de maderas (jacaranda, ébano, pino abeto, nogal…) en un instrumento de cuerda —como son guitarras, violines, violas o violonchelos— fabricados a medida para cada comprador y tenerlo como su aliado.
No obstante, mucha gente desconoce que Cayey ha sido cuna de luthier. Un luthier, laudero, o violero es además una persona que construye, restaura, repara y ajusta instrumentos de cuerda frotada y pulsada. Esto incluye violines, violas, violonchelos, contrabajos y violas da gamba y todo tipo de guitarras (acústica, eléctrica, electroacústica clásica), cuatros, laúdes, archilaúdes, tiorbas, arpas, mandolinas, clavecines, timples, etc. Su actividad se llama laudería o luthería.
Aunque en tiempos antiguos eran del gremio de los carpinteros y ebanistas y se dedicaban solo a los instrumentos de cuerda, por extensión, en la época actual se suele denominar luthier también a todo artesano que realice esas mismas tareas de construcción, ajuste y reparación de los instrumentos musicales en general (también vientos y percusión).
Hasta el momento hemos encontrado dos luthier en el pueblo. Uno fue Don Miguel Rodríguez, hermano de Don Luis Rodríguez el último sastre nacido en 1932 en el barrio Sumido. El artesano Orlando Burgado nos asegura que varios músicos tienen guitarras realizadas por él.
Por otro lado, otro luthier cayeyano es Edwin Aponte. Edwin demuestra ser claramente un artesano construyendo elegantes instrumentos que resuenan con expresividad y musicalidad. Su juego es fácil y cómodo en ambas manos. La proyección y el volumen son perfectos para la sala de conciertos con una excelente separación de voz y coloración.
Hace falta desarrollar más talleres de lutier entendemos que hasta el momento el taller de lutier más reconocido se encuentra en el pueblo de Coamo y es dirigido por un joven llamado Ángel Ortiz el cual lleva 16 años con su taller él también es músico. Busquemos la paz.