Editorial Semana
Convirtamos Energía Eléctrica en una cooperativa boricua

Por: Prof. Luis Dómenech Sepúlveda
Definitivamente, la Autoridad de Energía Eléctrica, conjuntamente con los servicios de salud, educación, seguridad y acueductos, forma parte indispensable no tan solo de los derechos humanos y la calidad de vida de nuestro pueblo, sino que se trata de un servicio fundamental que representa la piedra angular para nuestro desarrollo económico sostenido. Y, más importante aún, para el desarrollo humano en todas sus dimensiones existenciales. Se trata de un servicio esencial sin fines de lucro y como tal, corresponde a los gobiernos de turno garantizar la calidad de dichos servicios al menor costo posible. Recordemos que nadie cuida una casa mejor que su propio dueño. De modo que, la electrificación del país forma parte indispensable de nuestro patrimonio nacional y como tal, nuestros gobiernos electos tienen la obligación ministerial de preservar y fortalecer nuestra estructura eléctrica para beneficio absoluto del pueblo de Puerto Rico.
Esa visión mercantilista de los gobiernos de turno, entiéndase el bipartidismo colonial encarnado por anexionistas y colonialistas, e inspirados por el neoliberalismo depredador de nuestros tiempos, insiste en entregar en bandeja de plata el patrimonio nacional de nuestro pueblo no para beneficio de la ciudadanía, sino para beneficio de los amigos de la casa y las oligarquías internacionales que controlan y monopolizan la riqueza mundial.
Como se recordará, desde 1968, año en que nació el bipartidismo colonial, la Autoridad de Energía Eléctrica ha sido saqueada y tomada por asalto por ambos gobiernos de turno (PNP Y PPD) para colocar en sus estructuras administrativas a sus amigos del alma. Con ello no solamente lograron prostituir y desprestigiar la Corporación Pública, sino que provocaron la bancarrota moral y económica de nuestra más importante entidad puertorriqueña. Francamente, llevar a la bancarrota a un monopolio de la magnitud de Energía Eléctrica no solamente requiere la más alta perversidad moral e intelectual, sino que debió haberse interpretado como el más despreciable acto de traición a la Patria ante los foros judiciales.
No conforme con haber socavado los cimientos de Energía Eléctrica y haberla conducido al desprestigio moral y a la bancarrota económica, ambos partidos coloniales se dieron a la tarea de lanzar una vil y despreciable campaña mediática para manipular la opinión pública a favor de la privatización y colocarla en manos de inversionistas internacionales cuyo único objetivo es producir ganancias multimillonarias a cuenta de los puertorriqueños. Sabemos de amigos consumidores cuyas facturas de electricidad rondan los $1,000 mensuales a pesar que LUMA había prometido que no impondría aumentos de facturas. Recuérdese igualmente que dichas ganancias son depositadas no en los bancos puertorriqueños, sino en los bancos estadounidenses.
Ante la ineptitud y falta de voluntad del bipartidismo colonial para impulsar la energía renovable al menor costo posible, proponemos, tras la cancelación del contrato de LUMA, convertir la Autoridad de Energía Eléctrica en una Cooperativa Puertorriqueña dirigida por expertos en asuntos energéticos en aras de fortalecer y despolitizar a tan importante Corporación Pública.
España, Chile y EEUU, entre otros países, poseen cooperativas energéticas exitosas.