Editorial Semana
¿Cuál es el juego que permitimos?

Por: Myrna L. Carrión Parrilla
La tecnología ha ampliado y diversificado las herramientas que en estos tiempos facilitan trabajos, procesos, la comunicación y hasta el proceso educativo.
Procesos como el manejo de inventarios, compras, solicitudes de servicios, presentación de documentos, búsqueda, de información, entre otros, están al alcance de nuestras manos. La comunicación es una de las áreas de nuestra vida que más impactadas han sido por los avances de la tecnología. Con estos, se han cerrado las brechas de la distancia. Más que comunicados estamos invadidos por mensajes, promociones e información que llegan a través de todos los medios o herramientas tecnológicas. En la educación, un poco quedaron atrás las enciclopedias que en lo que se trabaja y publica una actualización, con la tecnología se tiene casi al momento la revisión de datos, libros, estudios, análisis y opiniones que permiten que el cambio de pensamiento y la mirada en perspectiva es casi de inmediato.
Las computadoras y equipos que funcionen como tal ya están al alcance de todos. Los teléfonos inteligentes y las tabletas mejor conocidas como “Ipads”, se han convertido en una extensión de la vida de algunos y en algo indispensable para otros. La comunicación inmediata, se ha vuelto en una nueva necesidad, pues se ha perdido la inmediatez que producen los teléfonos inteligentes, le ha dado una prisa a la vida. Se vive con el teléfono al lado y a veces más pendientes a él que a lo que tenemos enfrente.
Para los adultos mayores estos equipos se han convertido en fuente de información y muchas veces de solución, pues aprenden a resolver necesidades y situaciones con el uso de estas. También le acercan a amigos y familiares y en muchos casos se han convertido en el alivio para la soledad y aislamiento, que muchos, de nuestra población envejecida enfrenta. Pero en los niños, tienen sus aspectos buenos, pero son muchos los riesgos entre los que está el que estos equipos se conviertan en la niñera de ellos. La intención de exponerlos al dominio de la tecnología, en ocasiones se va de las manos y para los niños causa casi el mismo efecto de un vicio pues es muy cuesta arriba quitárselos o combinarlos con otras actividades necesarias para el desarrollo integral de estos.
Muchos de los juegos que se ponen en moda, exponen a los niños a “matar” y/o eliminar la vida de los personajes. Manejo de armas, competencia desmedida y ansias por ser el que más hábilmente mata a otros, es parte de las destrezas que requieren para ganar en el juego. De igual modo están los padres y familiares que muy bien utilizan y aprovechan la tecnología para dar a sus hijos experiencias de aprendizaje, como vocabulario, lectura, experiencia en matemáticas y ciencias, conocimiento del mundo y las culturas, herramientas para la valorar la familia y la amistad, el respeto y los buenos modales, entre otros. Estas tienen que luchar contra la presión social que provoca la moda que casi exige de los niños y jóvenes exponerse a lo que muchos se exponen, juegos que no construyen seres humanos con valores. Esto sin incluir la realidad de niños y jóvenes que nacieron “digitales” y dominan mejor que los adultos la tecnología y acceden y hasta comparten, sin saberlo los padres, contenidos llenos de negativismo, que no promueven valores positivos, de contenido pornográfico y a enfermos que se aprovechan y abusan de la inocencia de estos.
Y me pregunto, ¿cuál es el juego que le permites a tus hijos? ¿A caso la generación de jóvenes que matan sin piedad ni consideración ninguna no fueron las que comenzaron a utilizar estos juegos? Buscando las razones para la ola de crimen que nos impacta, debemos repasarlo todo, todo lo que hemos hecho mal. Que nuestra reflexión este dirigida a como hacemos uso de la tecnología para mejorar construir y formar mejores ciudadanos del futuro.