Por: Myrna L. Carrión Parrilla
No hay duda de que no existe un libro que exactamente nos enseñe a ser padres. Mas bien es el amor y el interés que pongamos en educarnos y en dejarnos guiar que a través de especialistas, textos, y herramientas de distintos tipos, que podemos ir encontrando el camino hacia ser mejores padres y cumplir con esa gran encomienda.
Es cierto que tantas amenazas que hay e el ambiente, de distintos tipos nos hacen muchas veces convertirnos en padres y madres un poco posesivos y sobreprotectores, lo que deja como resultado en muchas ocasiones en que olvidemos que debemos dejarlos crecer y acompañarlos en su proceso es nuestro rol principal, pero sobre todo darles el ejemplo.
En ese proceso de acompañarlos en su proceso de crecer, la celebración y el reconocimiento del esfuerzo realizado fortalecen la confianza y autoestima del menor, lo que le ayuda a desarrollar el sentido de propósito y a saber adaptarse a los logros y también a las dificultades.
No pretendo ser una experta en el tema, pero si reflexiono sobre una realidad cada vez más patente, no dejamos crecer a nuestros hijos y los seguimos creyendo pequeños y muchos llegan a cuarto año y los padres quieren decidir todo por ellos, cuando en realidad en unos meses ellos tendrán que decidir por sí solos muchas cosas que la vida, laboral o universitaria les requerirá.
En el proceso de dejarlos crecer debemos tener mucho cuidado con no etiquetar a los niños, como, por ejemplo: es brillante, es tímido, es esto o lo otro… Etiquetarlos, muchas veces los limita porque en una los sobreprotegemos y en otros, esperamos demasiado y los podemos hacer infelices, por esperar lo que queremos y no lo que pueden dar.
El desarrollo de los niños debe darse acompañado de especialistas en la educación y el desarrollo, porque ahora otro reto es que en el buen deseo de educarlos bien vemos como algunos padres quieren convertirse en especialistas de todo y cuestionan la labor de los edu-cuidadores y maestros, olvidando que educar es también una ciencia para la cual se preparan los educadores.
En el caso de los jóvenes, los medios sociales, la tecnología y la vida social actual los exponen a mucho más de los que los padres podemos tan siquiera imaginar y prepararnos para acompañarlos y guiarlos es lo fundamental. Pero estar preparados para entender que ven, hacen y conocen mucho más de lo que entendemos, es vital para cuando le veamos caminar o partir a su vida adulta y/o universitaria, le dejemos ir confiando en que sembramos las semillas que brotarán para convertirlos en hombre y mujeres de bien, pero mientras, dejémoslos crecer.
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