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  • Foto del escritorEditorial Semana

Del orgullo a la empatía


Por: Myrna L. Carrión Parrilla


Muchas veces hemos reflexionado sobre la preocupación con los cambios sociales y sus consecuencias. Nos inquietamos ante las noticias de sucesos que nos impactan, ante las acciones que muestran un cambio de o falta de valores en nuestra sociedad, visiones distintas surgen con el paso de los años y mucho de lo que nos hacia una sociedad de respeto, orden, paz e integridad, ha cambiado.


Ante esto, la invitación debe ser a unirnos todos a encontrar las soluciones, pues las mismas no están todas en manos del gobierno. Debemos entender y tener claro que el gobierno es lo que escojamos la mayoría de los que participamos en esos procesos, así que a la larga los grandes resultados los logramos desde la base que son los hogares, los centros de trabajo, los barrios, las comunidades, las organizaciones de base de fe y comunitaria, ahí es que se da el cambio verdadero, el que es con la gente y llega a la gente. En el gobierno, el andamiaje burocrático lo dilata todo.


En la búsqueda incesante de herramientas que nos ayuden como sociedad a encontrar soluciones, comparto parte de un escrito que tuve la oportunidad de leer y el que me parece nos comparte una de las herramientas que debemos como pueblo proponernos a retomar o desarrollar, pues los puertorriqueños en algún momento actuábamos así pero o lo perdimos o se nos olvidó. Me refiero a la empatía.


Y en el escrito decía: “ésta a grandes rasgos, es la capacidad que tiene una persona para ponerse en el lugar de otra. Es decir, ser capaz de entender la situación y los sentimientos que está viviendo otra persona. Ser una persona empática no es una tarea fácil y, en muchas ocasiones, requiere una serie de condiciones previas.”


La empatía, “es el sentimiento de identificación con alguien o la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos. Además, es uno de los requisitos de la inteligencia emocional, tema del que reflexionaremos en otra ocasión, está relacionada con la compresión, el apoyo y la escucha activa. Es la capacidad para entender los sentimientos y las emociones de una persona incluso cuando lo está pasando mal.” La empatía, puede confundirse con emociones como la compasión, puesto que en este último caso la persona, aparte de ponerse en el lugar del otro, también intenta ponerle fin a su sufrimiento. Pero sin duda, la empatía es un requisito para la compasión, pues la compasión implica también poner fin al sufrimiento, aunque en la empatía, no necesariamente.


En nuestra próxima reflexión, hablaremos de las características de una persona empática, pero por el momento, comparto con ustedes esta información, pues si nos proponemos cada uno, hacer un esfuerzo por hacer de la empatía una cualidad nuestra, estaremos dando unos de los pasos necesarios para lograr una transformación social. Con la empatía seremos una sociedad más sensible, menos extremista, respetuosa, tolerante, comprensiva, en fin, una sociedad donde el orden y la paz, vuelvan a formar parte de la convivencia diaria y donde nos movamos del orgullo y egoísmo a la empatía.

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