Por: Juan Illich Hernández
Muchas personas habrán escuchado la enaltecedora, pero a su vez orgullosa consiga cagüeña “Caguas, centro y corazón de Puerto Rico” o “El nuevo país”. Estos icónicos eslóganes hoy tristemente han ido debilitándose no por la falta de movimiento pueblerino a sus facilidades y asiduas actividades culturales en el casco urbano, sino más bien por la falta de buena gobernanza administrativa. Dicha problemática tristemente ha sido evidente, debido a los múltiples conflictos intestinos que se entrecruzan por índoles de liderazgo, roles, poder y toma de decisiones.
En efecto, Caguas actualmente sigue siendo una pieza fundamental de las fichas del tablero de ajedrez la cual no podría significarse como un mero peón, sino, más bien como el de una torre, ya que sus movidas, tanto a nivel internas como externas perjudican e inclusive repercuten a los municipios adyacentes (San Lorenzo, Aguas Buenas, Gurabo, Cidra, etc.). Lo particular de esta situación es que la atmósfera psicoemocional que recorre en diversos espacios sociales (barrios, centros comerciales, restaurantes, entre otros) ha sido una de descontento y repulsión con la presente administración. Tales comentarios no meramente provienen de un sector en específico como son las personas de la tercera edad, sino también jóvenes.
Evidentemente, el fenómeno pandémico volcó por completo las distintas programaciones socioculturales como económico- políticas en el país y municipio de Caguas. Sin embargo, esto fue producto para que en plenos forzamientos de lock-down, distanciamiento social, vacunación mandatoria y estado de incertidumbre se repensara en cómo reavivar el lazo social-comunitario entre los cagüeños. Esta rampante problemática social a su vez la confronta el país, aunque hayan pasado tres años post-pandemia, el arrastre sentimentalista de arraigo colectivo continúa recrudeciéndose.
Por tanto, es que la dinastía popular que ha residido en Caguas anda en puesta de jaque, hecho que también se vislumbra con la noción del ELA (Estado Libre Asociado) que está en desmoronamiento. Ha sido el factor de la hibridez cultural, es decir, la fusión entre lo múltiple con lo histórico-cultural que la forma de cómo hacer política hoy domina “la democracia teórica” en los países desarrollados y en vías de desarrollo. Es en ese sentido, que resulta meritorio el observar más detenidamente las consecuencias que trae consigo la reorganización sociopolítica luego de estas fallidas primarias.
En lo que concierne a Caguas, peculiarmente el altibajo directivo como general de partido requiere de transparencia y carisma política. Quiérase decir, que el aparato político nuevamente ha fallado en lo más básico, ya que siempre se pone en práctica su arte del populismo o la agitación proactiva desde las comunidades. Según el filósofo político Ernesto Laclau (1987) “el populismo no tiene o lleva un contenido específico, es una forma de pensar las identidades sociales, un modo de articular demandas, una manera de construir lo político”.
Es por ello, que, en momento de crisis, justamente como los que vivimos actualmente, merecería hacerse una mejor propaganda y fogosidad política más contundente. De este modo se lograría integrar esfuerzos para impulsar una revitalización, tanto del partido como miembros y seguidores hacia el próximo cuatrienio plus plan 2030. Queda claro, que nuevos tiempos implican cambios transformadores, reformistas e intermedios. Por lo que, si no se escuchan los debidos reclamos de los compueblanos, el altísimo precio es el rechazo y voto de castigo.
Los alcaldes no representan un abrumador poderío ante el cuerpo jurídico- político, pero si de algo estamos claro es que evidencian nuestra realidad microhistórica y planificación sociocultural. Está en sus manos cuál será la autocrítica de nuestro aquí y ahora 2024…
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