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  • Foto del escritorEditorial Semana

El “chat”, y otras cosas que no debemos olvidar


Por: Jesús Santa Rodríguez


El documento identificado públicamente como “chat de los boys”, ese infame carteo digital de 2019 entre el gobernador Ricardo Rosselló Nevares y su círculo más cercano, ha rendido suficientes secuelas como para reingresar al vergonzoso “hit parade” de encauzamientos jurídicos a nivel federal, como parte de las revelaciones relacionadas con el caso de Sixto Jorge Díaz, conocido como Sixto George, acusado de extorsión y soborno por, alegadamente, pedir $300,000 al ex secretario de Asuntos Públicos, Anthony Maceira, para impedir que se filtraran a los medios dichos mensajes entre figuras del aparato estratégico de aquel gobierno.


Otra vez, las actuaciones reprensibles y tóxicas de la administración de Ricardo Rosselló afloran a la luz pública, revolcando el agravio que nos hicieron pasar él y su grupo de “servidores públicos” con dinero del pueblo. Estos optaron por confabularse, recurrir a la fabricación y hasta burlarse de medio mundo, usando la misoginia y la homofobia sin pudor ni respeto, apostando a que no habría consecuencias. Muchas personas externas a ese grupo fueron víctimas del encarnizamiento y la vulgaridad por no comulgar con el ex gobernador ni su grupo por el deficiente y casi criminal manejo de la crisis post María.


A pesar de la trascendencia de este chat y su efecto político y social, daba la impresión de que desaparecía de la memoria colectiva, tanto así que ya estaba relegado a segundas en la discusión pública, mientras muchos incautos insisten en proponer a Ricky Rosselló para que, otra vez, aspire a un cargo público.


De los testimonios que han aflorado en el chat y ahora, se confirma la naturaleza y el carácter de Ricky. Un ejemplo de esto fue su aparición en una entrevista de julio de 2019, coordinada en un programa producido por Sixto Díaz, después de que alegadamente el gobernador hubiera instruido a Maceira de querellarse contra este por haber intentado extorsionarlo. Asimismo, se ha revelado una serie de contratos autorizados por el gobierno, cuya figura principal pareciera ser Díaz operando tras bastidores por trabajos de una validez cuestionada por el actual secretario de Hacienda, razón eficiente para dejar dichos pactos sin efecto.

Las actuaciones de Rosselló y sus “boys”, al igual que las alegaciones que han sido reveladas durante el juicio contra el productor Sixto Díaz, de probarse, no pueden olvidarse. Estas conductas deben ser rechazadas por el pueblo y recordadas para evitar repetir los mismos errores. Cualquier actuación desviada de las leyes y los mejores intereses del pueblo debe ser encausada. Nuestro país merece un servicio público regido por la ética, la justicia y el orden, no por el relajo y el contubernio. Para aspirar a un mejor Puerto Rico se requieren líderes sensatos que demuestren su compromiso; que no sean producto de lavados de cara y manipulación de su imagen -menos a costo del pueblo-, o de recurrir a ataques virulentos y difamatorios contra quienes les cuestionen y muestren oposición buscando transparencia y pulcritud en la gestión pública.

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