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El juego político de la papa caliente (Parte III)




Por: Juan Illich Hernández


Siguiendo la trama sociohistórica que hemos trazado y analizado, quien prácticamente tuvo el último pase de la papa caliente fue el PPD con el liderato de Muñoz Marín. Al ya asentarse las bases, tanto teóricas como prácticas que este movimiento de izquierda realizó en sus inicios toda esa demagogia y arte de lavado de cerebros para absorber votos se desintegró con el proyecto Manos a la Obra. Cabe agregar, que aún hoy el país continúa resintiendo ese cambio ultrarrápido que efectuó el presente desarrollo, tanto en la psicología de masas como en la estructura socioeconómica. Una de las vivas cicatrices que todavía no han suturado aparte del impago de la deuda presupuestaria lo es el eufemismo indefendible de su Libre Asociación pro-patria.


Como contra-respuesta a las condiciones neocoloniales que adoptaron los populares y a su vez puertorriqueños de ese momento histórico emergió con la figura de Luis A. Ferré en el 1967 el PNP (Partido Nuevo Progresista). Lo particular de este suceso es que desde muchísimo antes con los colectivos simpatizantes del partido republicano entre los interines de los 50´s a 60´ su foco de atención giraba alrededor no solo del “progreso”, sino también estadismo. Es decir, que más allá de toda promesa e intento de querer llevar a Puerto Rico a otro rumbo de avance sociocultural, su fin descansa en convertirnos en otro Estado territorial norteamericano. Sin embargo, si Puerto Rico no se ha tornado ni Estado, ni independiente, ni muchísimo menos en asociado durante estos 126 años de coloniaje, ¿Qué es lo que seguimos siendo entre el pase de la papa (PPD) versus (PNP)?


Todo parece indicarnos, que el pase de la papa o puesto ideológico no es más que una maniobra sociopolítica con miras a psicologizar social y culturalmente a las masas. Entre tantos revuelos y cambios sociales que ha ido confrontando el país desde su segundo oleaje invasivo colonial en el 1898 hasta hoy, es importante subrayar y detectar que en lo que concierne a asimilación e inclusive entendimiento transicional, la memoria colectiva puertorriqueña está en proceso de esterilización. Y esto, significativamente se debe a que toda modificación abrupta a lo que son eventos históricos inmemorables para los que diseñan la historia oficial- tradicionalista velen por hallar algún hueco ordinario para eliminar lo imperdonable.


Acontecimientos violentísimos que han intentado secuestrar y suprimir la memoria colectiva básicamente provinieron después de los partidos políticos con mayor dominio en el país (PNP y PPD) en la transición de los 70’s hasta la actualidad comenzando con las huelgas de la UPR en el 1970 y 1973 y 1981-82, el atentado terrorista al PSP, el desarrollo de las carpetas, el vil asesinato de los jóvenes independentistas (Carlos Soto Arriví & Arnaldo Darío Rosario) en el Cerro Maravilla, la nefasta destrucción de Villas Sin Miedo, la privatización de la Puerto Rico Telephone Company o mejor conocida como La Telefónica, el cierre prácticamente permanente de los CDT (Centros de Diagnósticos y Tratamientos), entre otras diversas desfachateces hicieron minar por completo la memoria de los puertorriqueños masivamente.


Mientras continuemos dándole de qué desear y retroalimentar a estos grandes cuerpos sociopolíticos (PPD y PNP) el estancamiento neocolonial proseguirá recrudeciéndose a unos niveles indescriptibles. Es en ese sentido, que tenemos que hacer un alto autocrítico con el motivo de analizar más reflexivamente cómo podríamos promover una mejor sociedad bajo el juego político que establecen los verdaderos “gansters” de cuello blanco. Desde esa lógica de la diferencia entiendo que efectuaríamos un mejor cambio social… (Continuará)

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