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  • Foto del escritorEditorial Semana

El mundo se nos hace pequeño


Por: Myrna L. Carrión Parrilla


Hemos conversado sobre la capacidad que tenemos las personas de percibir las emociones y los sentimientos de los demás, basándonos en el reconocimiento del otro como similar, mejor conocido como empatía. Recuerdo esto porque en estos días vivimos la oportunidad de poner en práctica dicha capacidad.


Quien no se ha estremecido durante estos días ante las imágenes que podemos ver a través de los medios de comunicación, sobre el impacto que causó un terremoto de cuya magnitud derrumbó edificios y dejó destrucción de vidas y propiedades en las zonas impactadas.


En uno de los países donde se ha desarrollado mayor interés de visitar, Turquía, pues su cultura, geografía y vistas han llegado a hasta nosotros por medio de la actividad artística que produce ese país, con sus novelas, series y programas que hasta nosotros llegan por diverso medios.


Hasta ahora habíamos disfrutado de sus hermosas vistas, sus ciudades, edificios, puentes y hospitales impactantes, entre otros y el lado pobre y de menos recursos, parecía ser solo escenas de telenovelas. Pero como pasó en el huracán María en Puerto Rico, se descubrió el velo que ocultaba la pobreza y la situación nos dejó ver las ciudades y edificios de zonas pobres que cayeron derrumbados y hechos polvo. Lo peor, muchos eran residencias con seres humanos adentro.


La lección, puede ser más de una, en primer lugar, debemos ser agradecidos. Aunque debemos tener una actitud cívica y responsable, que nos debe mantener activos en el deseo y acción de hacer de nuestras comunidades y de nuestro país cada día mejor, debemos cuidarnos de no caer solamente en la queja. Debemos mirar para el lado y ver que otros países seguramente con muchos más recursos económicos que el nuestro, también pasan por tragedias y también tienen inmensas comunidades con grandes necesidades. No quiero decir con esto que hay que conformarnos, pero si ser empáticos con nosotros mismos y agradecer y esforzarnos, en vez de quejarnos.


Otra lección es la de estar preparados, pero la preparación debe ser individual y colectiva. En la individual debemos acoger las recomendaciones de los expertos para esto, pero más aun, debemos velar porque contemos con las mejores prácticas en la construcción, educarnos sobre nuestros suelos y áreas protegidas, dónde y como debemos construir y evitar estar huyendo al cumplimiento de las mejores prácticas, pues solo estaremos peseteando con nuestra seguridad.


La Naturaleza es poderosa, pero estudios hay por demás, que si los seguimos, respetamos el orden natural y ponemos las decisiones y los recursos donde se debe, tendremos edificios y residencias y comunidades mucho más seguras.


Ya el mundo se nos hace pequeño con la cercanía que nos permiten las herramientas de comunicación y compartir el dolor que se vive en el resto del mundo, e como de vecinos. Debe ser de todos más que preocupación, ocupación el actuar con responsabilidad y además de compartir el dolor que sin duda nos causa esta experiencia, aprender y tomar acción asegurándonos de no promover aquellas practicas que solo nos podrán en peor situación, si la Naturaleza nos dieran una experiencia igual o parecida a esta. Dios nos proteja


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