Por: Jesús Santa Rodríguez
Una de las críticas más fuertes -y puntuales- que los constituyentes hacen de sus funcionarios electos o aspirantes a puestos electivos es que se acuerdan de ellos a pocas semanas de las elecciones generales, y tienen razón. Muchos “se acuerdan de Santa Bárbara cuando llueve”, como dice el refrán, y por esta razón es cada vez menor la confianza que el electorado deposita en ellos.
Otro elemento que evalúan los electores a la hora de confiar su voto a los candidatos es la trayectoria de servicio y el empeño que han demostrado en servir bien a la gente. No trata de decir lo que van a hacer a partir del resultado de las elecciones, como se escucha a la candidata a la gobernación por el Partido Nuevo Progresista, Jenniffer González, que en sus anuncios y comparecencias públicas habla conjugando la acción en futuro: “voy a hacer” o “voy a luchar”. Hay que acordarle a Jenniffer González que no nos engaña, pues lleva 22 años en puestos electivos sin “haber hecho ni luchado”. Su única huella es ser copartícipe de la deuda astronómica que nos condujo a la quiebra de país, y al deterioro y endeudamiento de la Autoridad de Energía Eléctrica. Esto último ha representado un incremento insostenible en los gastos por concepto de energía para los negocios y hogares, con una proyección que podría alcanzar los 40 años que pagarán nuestros hijos y nietos. Ese es su legado.
Puedo compartir, como experiencia muy personal, que desde que tengo recuerdo siempre he disfrutado del quehacer político y electoral muy cercanamente a la gente. Mis primeros pasos los di a los quince años como corredor y, más adelante, como funcionario y legislador municipal de Caguas. De mis padres, ambos servidores públicos, aprendí el amor y desprendimiento por mis conciudadanos. Ahora, en mi experiencia en los doce años como representante del Distrito de Caguas y Gurabo, atesoro el cariño con el que me reciben en cada hogar.
Cabe resaltar que un candidato que no mantenga un acercamiento con los alcaldes de su distrito ni fomente la comunicación sincera, abierta y desapasionada con ellos, difícilmente podrá comprender cuáles son las necesidades apremiantes de las comunidades y las familias de cada pueblo. Esta cercanía no puede darse a escasas semanas de las elecciones para ganar la confianza del pueblo. El trabajo se hace compartiendo un café y un trozo de pan, un abrazo de consuelo ante la pérdida, las alegrías y hasta una oración. Todas estas son experiencias insustituibles que nos acercan fraternalmente, más allá de la política.
Del mismo modo, presidir la Comisión de Hacienda y Presupuesto de la Cámara me ha dado el privilegio de extender mi vocación de servicio a otros pueblos de la isla a través de la cercanía con sus alcaldes y alcaldesas con quienes, en muchas ocasiones, hemos compartido preocupaciones y retos, así como soluciones para sus municipios y su gente, sin importar ideologías o partidos.
Luego de toda una vida de servicio, y de retos profesionales y personales, estoy listo para continuar caminando un nuevo tramo de cuatro años junto a ustedes: ¡Siempre presente!
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