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Ex relevista de los Mulos de Juncos exaltado al Recinto de Inmortales



Moisés Hernández Feliciano “Poché”.

Redacción Editorial Semana


Moisés Hernández Feliciano “Poché”, quien fue relevista derecho de los mulos de Juncos, fue exaltado junto a otros 14 deportistas al Recinto de los Inmortales del Béisbol Superior de Puerto Rico, en la 34ta ceremonia de exaltación, celebrada el pasado domingo en Aibonito.


Poché, quien se inició en el bésibol a los 9 años fue clave en cuatro cetros nacionales de los Mulos de Juncos. En temporadas regulares obtuvo 31 victorias y salvó 42 juegos con promedio de carreras limpias de 3.49 con los Mulos, Río Grande, San Lorenzo, Las Piedras, Cataño y Humacao.


En 1982 firma con Juncos Doble A cuyo apoderado era Tato Cruz, su asistente Howard Lebrón y su dirigente Peruchín Cepeda. La llegada de Poché a los Mulos coincidió con el inicio de lo que sería la maquinaria del Valenciano que conquistó los títulos nacionales de 1983, 1985, 1989, 1990 y 1991 aunque él no estuvo en el equipo en 1989. Con 6 pies de estatura, orgullo y coraje natural, sin temor a lazar “pegao”, con una buena recta y un slider efectivo, se convirtió en un lanzador de relevo largo, intermedio y corto, en una dominante rotación que incluía a Víctor Aponte, Wiso Quiñones, Francisco Hernaíz, José Rosa, Edwin Torres, Wigberto Devarié, Mario Ramos y más tarde José Figueroa, Josean Sepúlveda y otros.


Las estadísticas de Poché presentan 31 victorias, con 25 derrotas, 42 juegos salvados, 10 blanqueadas y efectividad de 3.49 con 513.66 entradas lanzadas, 277 carreras permitidas de las cuales 199 fueron limpias. Permitió 531 hits, concedió 210 bases por bolas, 28 pelotazos y propinó 316 ponches. Sin embargo, el verdadero y efectivo trabajo de Poche no se destaca en estas estadísticas ya que su gran labor cobró vida en las series postemporadas, carnavales de campeones, semi finales y finales nacionales. En 1995 fue líder del torneo en juegos salvados con 7 y en 1996 estableció marca de efectividad con 0.26 al permitir 1 carrera limpia en 35 entradas lanzadas. Hombre de gran orgullo que cuando sufría lesiones no llegaba al parque a cobrar la dieta que él entendía no se ganaba. Participó en varios juegos de estrellas, una participación con el equipo nacional en Nicaragua y un campeonato nacional con Maunabo en el béisbol de la Coliceba.


Considera a Tony Vallescorbo el bateador más difícil que enfrentó, a Wilfredo (Cano) Vélez como el mejor lanzador que vió ya Roberto (Milloito) Santana el pelotero más completo. Luego de su retiro se mantiene como adiestrador de lanzadores y coach en categorías juveniles y en igual labor con los Mulos de la Doble A. Jugó además con los equipos de Río Grande, San Lorenzo, Cataño, Las Piedras y Humacao. Entre los apoderados destaca y recuerda a Tato Cruz, Cuco Dávila, Carlos Del Valle y Octavio Rivera, entre otros. Y entre los dirigentes Chemane Carradero, Sixto Lezcano, Coco Laboy, Joe Burgos y Cano García.


Al hacer su entrada a este Recinto, Poché lo hace por derecho propio y se une a otros inmortales que fueron contemporáneos con él en el equipo de Juncos como lo son; Milloito Santana, Johnny Mejías, Luis Dávila, Orly Cruz, Luis Rivera, Cheo Benítez, Alex Santiago, Victor Aponte, José Figueroa, Josean Sepúlveda, Moisés Umpierre y el mulo mayor, Cuco Dávila.

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