Por: Lilliam Maldonado Cordero
Gisele es el título de una obra de ballet que trata del amor inocente y la traición. También, más recientemente es el nombre de una víctima convertida en heroína internacional. Gisele Pelicot fue violada durante diez años por, al menos, ochenta hombres, con el consentimiento de su esposo, Dominique Pelicot, mientras había sido drogada por este, según revelaron en días pasados autoridades y medios franceses.
Gisele Pelicot descubrió estos hechos cuando fue llamada por la Policía francesa para informarle que su marido había sido arrestado por grabar ilícitamente a otras mujeres por debajo de la falda en lugares públicos. Cuando la Policía incautó su teléfono celular descubrió fotos y videos de Gisele siendo violada por distintos hombres en evidente estado comatoso, lo que desencadenó una investigación de estos hechos.
Lo aterrador de este caso es que los violadores sabían que Gisele estaba inconsciente y no podía consentir a estos actos. Aun así, continuaban agrediéndola sexualmente. De las decenas de individuos grabados se identificaron cincuenta y están siendo encausados por estos hechos. Se tiene conocimiento de sus nombres y algunas de las caras gracias al trabajo de las redes sociales, ya que el tribunal, amparándose en el derecho de confidencialidad de los acusados, no ha permitido publicar formalmente sus rostros.
Los abogados de estos acusados han planteado, como teoría, que los hombres creían que estaban teniendo sexo consentido con la mujer pues eran grabados por su esposo, a pesar de que los vídeos mostraban a una mujer totalmente inconsciente, incapaz de acceder a estos actos. Entre los hallazgos más espeluznantes y que derrotan el argumento de estos hombres y sus abogados está uno: la carpeta donde el marido guardaba las grabaciones se titulaba, “Sin su consentimiento”.
Gisele no fue la única víctima de Dominique. La hija de ambos, Darian, también fue retratada desnuda mientras estaba dormida o drogada desde niña. Ella no tiene recuerdo de haber posado voluntariamente para su degenerado padre. Los fotomontajes de ella estaban en una carpeta de la computadora de este que había titulado: “Alrededor de mi hija, desnuda”.
Otro de los hallazgos de la investigación reveló que fueron muchos más los hombres abordados por Dominique Pelicot y que, de cada diez de ellos, siete accedieron a estos actos mientras otros tres declinaron. Lo escalofriante es que ninguno de los que rechazaron la invitación dieron parte a las autoridades, ni siquiera anónimamente. Asimismo, las decenas de médicos a los que acudió Gisele para reportarles enfermedades de transmisión sexual de origen desconocido y pérdida de memoria fueron despachadas con que sufría problemas cognitivos propios de la edad.
A raíz de estos atroces hallazgos, su hija Darian escribió un libro en el que plantea cómo la vida de su madre, de sus hermanos y la suya han caído literalmente en un infierno. Gisele, por su parte, ha renunciado a un juicio a puerta cerrada, dejando al escarpado la agonía que ha vivido desde la inconciencia y el sufrimiento de exponer públicamente su martirio. Su valor ha resultado en la concienciación de nosotras, las mujeres, para protegernos mutuamente.
Confiamos que este caso abra varias investigaciones sobre mujeres que han reportado situaciones similares, y dé paso a que los profesionales de la salud sean más rigurosos a la hora de evaluar clínicamente a las mujeres. Es hora de tomarnos más en serio y desestigmatizar que todo lo que sufrimos es causado por la edad o la mente.
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