
Por: Prof. Luis Dómenech Sepúlveda
“La Patria no le pertenece a nadie, pero si así fuera, le pertenece a los que le sirven con honor, decoro y dignidad” (José Martí)
Desde mi primer voto como independentista en 1968, nunca antes había presenciado un evento de la magnitud histórica como la caravana de Caguas a San Juan el pasado sábado, 26 de octubre de 2024. La propia Policía de Puerto Rico estimó en cinco mil los vehículos participantes. Y por supuesto, no se trató únicamente de independentistas y miembros de la Alianza PIP-MVC, sino también de puertorriqueños de todas las edades y denominaciones ideológicas deseosos de una Patria Nueva bajo la administración de Juan Dalmau, Ana Irma Rivera Lassén y demás candidatas y candidatos de la Alianza patriótica. Todo ello como preámbulo a las elecciones generales del próximo martes, 5 de noviembre de 2024, donde se anticipa con júbilo el rescate de nuestro atribulado Puerto Rico de las garras de la corrupción, la privatización, gentrificación y la emigración masiva de nuestra fuerza trabajadora. A partir del 5 de noviembre todos queremos un gobierno comprometido con los puertorriqueños y no con los grandes intereses del capital extranjero tal y como ha ocurrido durante los pasados 56 años de gobierno bipartidista.
Tras casi 6 décadas de saqueo y mal gobierno, los puertorriqueños tendremos la oportunidad única de elegir a Juan Dalmau y al resto de sus compañeros de la Alianza, únicos agentes de cambio en la contienda electoral. Desde 1968 Puerto Rico ha sido saqueado por el bipartidismo colonial (anexionistas e inmovilistas por igual) provocando el colapso moral, social y económico de nuestro atribulado País. Desde entonces ha predominado la politiquería, la corrupción institucional, la ineptitud y, sobre todo, la irresponsabilidad fiscal. Y no lo digo yo. Lo dicen los datos recopilados por académicos, economistas y estudiosos de nuestra realidad política.
Desde 1968, más de un millón de puertorriqueños han abandonado el país por razones económicas. Los datos indican que 5.4 millones de puertorriqueños residen actualmente fuera del País ante la incapacidad del bipartidismo colonial de implementar un Proyecto de País que responda a nuestro propio desarrollo económico y cuyas ganancias se inviertan en mayores fuentes de empleo.
Precisamente, esa ha sido la experiencia de Singapur a partir de su independencia en 1965. Este pequeño país asiático, 14 veces más pequeño que Puerto Rico, cuenta con una población de 5.7 millones de habitantes y, sin embargo, su ingreso per cápita supera sustancialmente al de Puerto Rico 78,343 €uros versus $37,170 anuales.
Resulta, además, un verdadero atropello y acto de insensibilidad concentrar el grueso de los empleos en el Área Metropolitana forzando a la fuerza trabajadora de todo Puerto Rico a someterse diariamente al calvario de los “kilométricos tapones” para devengar el sustento familiar. Aparte de la pobre calidad de vida que ello representa, cerca de la mitad de los salarios se consume en gasolina, gomas, peajes, piezas y estacionamiento.
Por una Patria Nueva, votemos por Juan Dalmau y la Alianza patriótica.
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