Por: Prof. Luis Dómenech Sepúlveda
“Antes que nada, el maestro debe ser forjador de la conciencia infantil y juvenil, pero ante todo, la escuela es un fundamento de moral” (Eugenio María de Hostos)
Hoy, 11 de enero de 2024, se conmemora el 185 Aniversario del Natalicio del prócer, Eugenio María de Hostos. Se trata, sin duda, de uno de los intelectuales puertorriqueños más influyentes y de mayor trascendencia histórica de todos los tiempos. Su legado como educador, novelista, periodista, sociólogo, jurista, abolicionista, filósofo y educador lo han convertido, por mérito propio, en uno de los intelectuales más influyentes y adelantado a sus tiempos. De ahí que la UNESCO lo haya reconocido entre los cincuenta educadores más influyentes de la pedagogía universal.
Nacido en Mayagüez el 11 de enero de 1839, Hostos completó sus estudios secundarios y universitarios en Bilbao y Madrid respectivamente. Allí despertó su interés por la emancipación política de Cuba y Puerto Rico. De regreso a Puerto Rico, fue desterrado por las autoridades españolas por sus ideales independentistas. A igual que Ramón Emeterio Betances, Hostos favoreció la Confederación Antillana entre Cuba, República Dominicana y Puerto Rico como fórmula libertadora y emancipadora.
Como educador, enseñó y dirigió diversas instituciones educativas en Venezuela, Chile, Perú y en República Dominicana. De hecho, en Chile promovió y defendió el derecho de las mujeres a una educación científica mientras impartía cátedra en cursos de derecho. En Santo Domingo fundó la primera Escuela Normal para la preparación de maestros y como tal, se le reconoce como uno de los educadores más apreciados de todos los tiempos al punto de haber sido sepultado en el Panteón Nacional de la República Dominicana.
Según los datos históricos, Hostos dedicó más de la mitad de su vida a la noble tarea de la pedagogía lo que evidencia su profunda pasión por la formación y desarrollo de la niñez y la juventud de su época. Hostos sostenía que la educación es una guía para la formación de un ser humano completo, entiéndase, en todas sus dimensiones existenciales: cuerpo, intelecto, sensibilidad, voluntad, conciencia ética y sociabilidad. Para Hostos, la educación no se limitaba al mero desarrollo de conocimientos y destrezas intelectuales, sino que envuelve todo el ser humano: lo bello, lo bueno y lo verdadero, es decir, las artes, la ética y la estética.
De ahí su insistencia en una educación “inclusiva, científica, no sectaria y edificante”. Ello, como un derecho de toda la niñez a recibir una educación de calidad científica. Para Hostos, la educación debe conducir al ser humano a disfrutar de plena libertad para dirigir su propia vida con responsabilidad y sabiduría. Más aún, Hostos sostenía que la educación es para formar conciencias y dar a cada Patria los patriotas que habrán de forjar el destino de los pueblos.
Hostos coincidía con la famosa cita de José María Morelos, Siervo Nacional de México, y citamos: “Eduquemos al hijo del labrador y del barrendero como al más de los ricos hacendados”. ¡Hostos vive!
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