Huelga de acontecimientos histórico-culturales (Parte III)
- Editorial Semana
- 10 abr
- 3 Min. de lectura

Por: Juan Illich Hernández
Si seguimos la línea de pensamiento que el sociólogo y filósofo social Jean Baudrillard (1992) enmarcó en su controversial, pero célebre texto “La ilusión del fin” identificamos que ya la historia contemporánea acabó de entregar su acta de defunción. Y esto se debe a que todo hecho social hoy día debe estar interconectado con lo tecnológico.
Por tal razón, esta era de la cibernética y culto absoluto a lo técnico- científico según lo que hemos visto, corresponde traducirse en una verdadera relación tóxica. Sonaría raro y hasta atrevido de mi parte definir descriptivamente esta época de dicho modo, pero hoy si no cargas con tu teléfono inteligente sea para trabajar o hacer algo en tu tiempo de ocio estás siendo invalidado culturalmente por doquier. Quiérase decir, que desde este irónico enfoque es que tristemente la narrativa histórica confecciona sus acontecimientos como serían los medios del “streaming o noticias en vivo”, influencers, podcasts, blogs, Youtuberos, etc.
Tales efectos, han hecho poner en una especie de cuerda floja a la base histórica ya que, sí es cierto que la historia está fragmentada por el modo actual de cómo diseñarla que no ha sido el más razonable. Es en ese sentido, que el propio facilitador de las nuevas tecnologías en lugar de erigir e inclusive pavimentar un nuevo camino hacia la interpretación de los acontecimientos sociales a su vez ha mutilado y establecido una ambientación de fin. Esto podría resultar algo contradictorio y hasta conspirativo, pero el rampante problema de todo este gran caos tecnológico descansa en la perturbadora política de la inmediatez, cualidad que a la misma historia como proceso inacabado le cuesta adaptarse.
Sorpresivamente, dentro de esa caótica y nebulosa incertidumbre es que se encuentra la historia, plus huelga de los acontecimientos. Ante este estadío de rupturas, conflictos, etc. es que el entorno virtual gana mayor fuerza y movimiento, tanto en la estructura social como estructura psicológica. Aunque parezca inimaginable la fusión entre ser humano con las máquinas inteligentes, actualmente reforzaron el desarrollo de una cultura “individualista”. Este germen que la misma tradición eurocéntrica ha privilegiado desde los tiempos grecorromanos se encuentra bajo apogeo.
Esa íntima relación que hemos entregado hacia estos aparatos electrónicos, aparte de saber más de nosotros que inclusive nosotros mismos, sarcásticamente hablando, contienen la óptima capacidad de hacerte sentir miserable y hasta descentralizado si no llevas encima algunos de sus gadgets “funcionales” cotidianos (celular, carro, G.P.S., tabletas, computadora, Alexa, etc.). Así que, si no le estás brindando el debido uso práctico y rudimentario, sea para llamar, chatear, enviar un correo electrónico, producir o consumir contenido de X o Y plataforma virtual, emitir un pago virtual, entre otros, la simulada historia no correrá por los diversos rincones que transitamos a diario.
Es por ello, que ya la fuerza de trabajo, justamente como Carlos Marx & Federico Engels (1848) definieron al ser humano, en esta fase de la metamorfosis entre la Inteligencia Artificial versus humano parece indicar que ya ni somos un apéndice dentro del campo robotizado. Como producto de esa relación simbiótica se recurren a ciertos artefactos tipo estupefacientes como sería la política amistosa de los “like o me gusta” y de los mismos “cookies”, plus emojis (símbolos de expresiones) para ir armando toda una nueva narrativa descriptiva de lo que realiza el ser humano.
Dentro de este giro psicológico como a su vez sociohistórico, donde lo virtual tiene más valor que el mismo quehacer físico es que los acontecimientos históricos se van a huelga… (Continuará)
Columna del Taller de Investigaciones Históricas Juan D. Hernández
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