top of page

La alianza turística

  • Foto del escritor: Editorial Semana
    Editorial Semana
  • 12 jun
  • 2 Min. de lectura

Por: Nitza Morán Trinidad


Es necesario poner en contexto lo que ha ocurrido en las últimas semanas respecto a las órdenes de deportación del presidente de los Estados Unidos y su ejecución en Puerto Rico. El Servicio de Control de Inmigración y Aduanas solicitó al Departamento de Transportación y Obras Públicas los datos sobre las licencias expedidas a personas con estatus migratorio indefinido, con el propósito de localizarlas y proceder a su deportación. La percepción generalizada es que el gobierno local no ha tomado medidas legales para detener una orden federal, y se asume que existe una colaboración con la agencia. Sin embargo, lo que se está haciendo podría interpretarse más como un gesto para aparentar acción, sin que realmente se logre avanzar en la detención de las personas involucradas.


Es desgarrador lo que vive la comunidad en momentos de incertidumbre y miedo, solo por el hecho de respirar en suelo boricua. No obstante, mientras todo esto ocurre, hay una noticia que ofrece esperanza: un acuerdo colaborativo lleno de oportunidades que refuerza el concepto de “multi destino caribeño”. A pesar de que las noticias sobre las deportaciones acaparan los titulares, el Departamento de Desarrollo Económico y Comercio de Puerto Rico ha establecido un acuerdo con la República Dominicana con el objetivo de aumentar las exportaciones y atraer inversiones extranjeras. Esto permitirá que nuestros comerciantes evolucionen dentro de un entorno empresarial más dinámico y, en consecuencia, fortalezcan su estabilidad financiera.


A través de incentivos y decretos, esta nueva modalidad de hacer negocios busca crear un destino de inversiones que apunte hacia una sostenibilidad fiscal resiliente. Pero aún hay más oportunidades. Con la expansión de las rutas aéreas, se abre la posibilidad de promover un turismo inclusivo, sostenible y cultural. Este intercambio impulsa la comercialización de la cultura, la música, las playas, la gastronomía y hasta el crecimiento ecológico y agrícola, con el fin de estrechar colaboraciones gubernamentales que promuevan políticas públicas inclusivas.


Algunos podrían pensar que las nuevas rutas aéreas o los acuerdos de incentivos no son suficientes para crear una marca de inversión en el Caribe. Puerto Rico enfrenta retos como la inestabilidad de su red eléctrica, la falta de hospederías competitivas en costo, el transporte público limitado y una tasa impositiva más alta que la de cualquier otro estado o isla vecina. Sin embargo, contamos con atractivos invaluables: su belleza tropical, el reconocimiento mundial de su música y artistas, monumentos históricos que cuentan grandes relatos, y un folklore humano único.


En conclusión, las buenas noticias son que hemos incrementado la conectividad entre ambos territorios, construyendo un turismo de convergencia comunitaria. Este turismo fomenta intercambios académicos y estudiantiles, proyectándose a nivel internacional, con un destino listo para exportar y mercadear lo que producimos.


La autora es senadora por San Juan, Aguas Buenas y Guaynabo

Comments


bottom of page