Por: Lilliam Maldonado Cordero
Los neurotransmisores son sustancias que funcionan como mensajeros químicos para transportar, impulsar y equilibrar las señales que nuestro cerebro comparte entre las neuronas y otras células del cuerpo.
Nuestro cerebro funciona con cinco neurotransmisores responsables de mantener las operaciones vitales de nuestro cuerpo. Un desbalance de estos, ya sea deficiencia o exceso de alguno de ellos, tiene el efecto de producir trastornos, entre ellos la ansiedad, la depresión, la esquizofrenia y otros desórdenes. Por ejemplo, una reducción en el neurotransmisor glutamato puede producir afectación en las funciones cognitivas al regular los sistemas motores, sensitivos y cognitivos.
Cada neurotransmisor es importante para nuestro bienestar, pero uno que merece la pena conocer mejor y que podemos ayudar proactivamente con medidas bastante sencillas para evitar problemas con nuestra salud es la dopamina. La dopamina regula la conducta motora, la emotividad y la afectividad. Comúnmente se le conoce como la molécula de la felicidad. Proporciona el placer y la relajación, e incide en los procesos de la memoria y el aprendizaje por su influencia en la duración de los recuerdos.
Sin embargo, la peor forma de acceder a esta es ingiriendo “dopamina barata”. Las fuentes de este tipo de dopamina son los alimentos azucarados, las drogas -incluyendo abusar del alcohol y aún de medicamentos recetados-, la pornografía, las redes sociales y los videojuegos. Así como lo oye. Estas fuentes de dopamina barata y de fácil acceso buscan reforzar de forma inmediata el circuito de recompensa del cerebro. Esto da explicación a la dependencia que desarrollan aquellos que abusan de estos medios, y terminan necesitando cada vez más alcohol, más drogas, más acceso a redes sociales, video juegos y otras fuentes de recompensa inmediata.
Para combatir el círculo vicioso de proveer dopamina barata al cerebro y crear daños a veces irreversibles en nuestra memoria y procesos cognoscitivos, los seres humanos tenemos la capacidad de suplirnos de dopamina de calidad. Existen actividades que generan niveles de satisfacción perdurable, entre ellas la lectura, escuchar música, podcasts y audiolibros, y aprender alguna actividad nueva como pintar, bailar, sembrar, cocinar o realizar actividades artesanales.
Otras formas de adquirir y aumentar dopamina de la buena son realizando ejercicios regularmente, incluyendo caminar, trotar y otras actividades que requieran fuerza y resistencia.
El sueño reparador de, al menos, 7 a 8 horas, también ayuda a recuperar y regular los niveles de dopamina. De hecho, la privación del sueño está directamente relacionada con el desarrollo de enfermades como el Alzheimer y otros tipos de demencia. Naturalmente, ya vemos que la dopamina ejerce una relación directa con la memoria y otros procesos cognitivos, así que la privación del sueño tendrá un efecto en nuestra capacidad para recordar más adelante en nuestras vidas.
Compartir con familiares y personas que amamos igualmente afecta de forma positiva nuestra dopamina. Estas experiencias aumentan no solo este neurotransmisor, sino que incrementa la hormona oxitocina que promueve el sentimiento de bienestar.
Finalmente, eliminemos los alimentos procesados y el azúcar. Estos afectan negativamente la manera en que nuestro cerebro procesa la dopamina. En cambio, optemos por una dieta equilibrada que incluya carne magra -sin grasa-, pescados, frutas, vegetales, huevos y aceites de calidad -como el de oliva y aguacate-. El chocolate oscuro también está más que bienvenido, y las bebidas alcohólicas, siempre con mucho cuidado y moderación.
¡Aseguremos nuestro bienestar y nuestra memoria con fuentes de dopamina de calidad!
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