Por: Juan Illich Hernández
Al ya haberse efectuado más de una semana de las elecciones en Puerto Rico, prácticamente ese parecido regreso a la “realidad” social del día a día pareciera que no ha sido del todo asentado. Tanto es así, que si realizamos un ejercicio autoevaluativo como perceptivo a nivel general aún se resiente vibrantemente la conmoción sociopolítica. Es en ese sentido, que estos abruptos cambios sociales que trajeron consigo el pasado 5 de noviembre del 2024 permanecen dentro de nuestro estado inconsciente psicológico inconclusos.
Se preguntarán: ¿Por qué de dicho estado anímico? Y esto precisamente es debido a que toda maniobra y subterfugio que intente hacer valer el sistema político, justamente como ha sido el secuestro de la CEE (Comité Estatal de Elecciones) o incluso el recurrir al voto adelantado de los vivos y muertos posibilita que la historia pasada la volvamos a repetir. Quiérase decir, que a pesar de que se hayan “modernizado” los procesos de escrutinio y electorales, el poder absolutista que prácticamente ostentan unas ciertas esferas del aparato jurídico- político determina por mayoría lo que pauten como ley a seguir.
Como realmente en el país lo que se hizo fue el desarrollar una agresiva y virulenta propaganda del miedo, el voto que estaba paseándose por la psicología de masas que resultaba ser contestario logró desvanecerse en el acto de “querer ser”. Tales hechos y fenómenos sociales creámoslo o no estuvieron influenciados por las artimañas de que Puerto Rico si pasaba por las manos del liderazgo del PIP (Partido Independista Puertorriqueño) podría tornarse en un “Estado Comunista o Socialista” al igual que Cuba. El precio con el que tristemente pagamos esa cruda y nefasta “realidad” fue el voto masivo a quienes le han ofrecido en bandeja de plata lo poco que nos queda de libertad y tierra en la Isla, es decir a los PNP (Partido Nuevo Progresista).
Muchos estábamos conscientes de que en estas elecciones iban a ganar estos personajes acéfalos mitológicos, sin embargo, no del modo en que revivieron al gabinete de Ricky “Robé-yo”. Lo particular de dichos datos, es que estos también resultaron históricos porque no se veía al PIP llegar en segundo lugar desde las elecciones del 52’s. Cabe agregar, que cada proceso electoral tiene su propia subcultura de votantes e identidad sociopolítica por lo que sería contraproducente e imprudente de nuestra parte el compararlo con otros pasados años. Eso sí, si vamos al nervio central de la rampante problemática que hallamos con la presente determinación del gobierno que nos “representará” y “defenderá” ya conseguimos vislumbrar el futuro que nos espera el cual es uno más ocaso del que vivimos.
Con estos puntos sobre la mesa, las únicas herramientas que todavía ni la historia, ni muchísimo menos el gran capital financiero han podido disolver y que siguen siendo la pieza clave de unificación del rompecabezas es la educación popular, plus la autoconciencia. Aunque el imaginario social puertorriqueño dictamine una cosa acerca de que dicha concienciación ande en deterioro e inexistencia, sí, están más presente que nunca. En la medida que continuemos menospreciándonos y apoyándonos en el “Ay bendito” instrumentos decoloniales como autodeterminación e inclusive autoestima que van más allá del amor propio harán que la historia misma como estamos viviendo nos absorba.
Por tal razón, se hace indispensable el retomar las armas de la educación y organizarnos durante estos próximos no solo cuatro venideros años, sino siempre, para que así esa toma de decisiones que mezquinamente imponen sea actualmente una de abajo hacia arriba.
Comments