Por: Myrna L. Carrión Parrilla
Continuamos compartiendo uno de los temas que más nos preocupan en estos momentos y que por lo tanto nos debe ocupar a todos, la violencia. No hay semana que no nos llegue una triste noticia y cada vez más dramáticas.
Hablemos del coraje o como decimos, de la rabia y como remedio hablemos del perdón. La rabia y el coraje, es ese sentimiento que nos invade de forma negativa el alma, el espíritu y muchas veces se desarrolla con rapidez y se nos va de control.
El coraje en el sentido positivo, es sinónimo de valentía, es una cualidad humana, definida como la fuerza de voluntad que puede desarrollar una persona para superar ciertos impedimentos, sin miedo al fracaso, realizando gestos de valor, tanto por los demás como por uno mismo. Pero desde el aspecto negativo, es como un trastorno explosivo intermitente que supone episodios repentinos y repetidos de conductas impulsivas, agresivas y violentas, o arrebatos verbales agresivos en los que se reacciona con demasiada exageración para la situación que se enfrente. Una persona se enfada cuando se frustran sus deseos o sus expectativas, acumular sentimientos de frustración es muy peligroso.
Las personas enojadas tienden a sacar conclusiones y actuar en consecuencia y algunas de esas conclusiones pueden ser bastante extremas. Lo primero que debe hacer si está en una discusión acalorada es tranquilizarse y pensar sus respuestas. No diga lo primero que pase por su mente, tranquilícese y piense con cuidado sobre lo que desea decir. Al mismo tiempo, escuche con atención lo que está diciendo la otra persona y tómese su tiempo antes de responder.
Es importante trabajar con nosotros mismos y con nuestros niños desarrollando en ellos destrezas de “ganar-ganar” que son aquellas que promueven la inteligencia emocional, la buena comunicación, aprender a perdonar y la paz en las relaciones. El ganar-ganar está basado en el aprender una forma distinta de comunicarnos en la que aprendemos a escuchar tratando de evitar personalismos, rencores y experiencias previas que no abonan y estando abiertos a entender la otra parte.
Especialistas de la conducta humana indican que perdonar significa diferentes cosas para las distintas personas, pero, en general, implica una decisión intencional de dejar atrás el resentimiento y la ira.
Es posible que nunca olvides la acción que te hirió u ofendió, pero esforzarte en el perdón puede disminuir la influencia que esa acción tiene en ti. Puede ayudar a liberarte del control de la persona que te hirió. A veces, el perdón puede incluso derivar en sentimientos de comprensión, empatía y compasión hacia la persona que te hirió, de modo que vivamos sin cargas y resentimientos que nos atrasan, ciegan o nos dejan progresar. Perdonar no significa olvidar o justificar el daño que te hicieron, ni reconciliarte con la persona que te causó el daño. Perdonar te trae un tipo de paz que te permite enfocarte en ti mismo y te ayuda a continuar con tu vida.
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