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  • Foto del escritorEditorial Semana

La tradición de dar gracias


Por: Myrna L. Carrión Parrilla


La celebración del Día de Acción de Gracias sin duda es una tradición en nuestro país. Si definimos la palabra tradición veremos que se trata de la transmisión de ritos o costumbres de generación en generación. La razón por la que las tradiciones son importantes es que transmiten valores compartidos, historias y objetivos de una generación a otra.


Las tradiciones fortalecen el sentido de comunidad y motivan a las sociedades a crear y compartir una identidad colectiva, que a su vez sirve para dar forma a las identidades individuales. Las tradiciones familiares ayudan a formar en los niños lazos de unidad, memorias comunes, afinidades, sentido de pertenencia y una identidad familiar que fortalece la unidad y el afecto. Las tradiciones se consideran dinámicas, pues con el paso del tiempo podrían evolucionar, pero la mayor parte de las veces permanecen intactas. Lo que sí es importante en un grupo social o familiar es que las mismas no desaparezcan, porque representaría que desaparece dicho grupo, comunidad o familia.


El mundo actual es menos estricto, las comunidades han perdido sus pautas y se vive con tanta prisa que las celebraciones pasan sin que se entienda su sentido o propósito. Últimamente la gente tomaba el Día de Acción de Gracias como un día para comer y comprar y casi se olvidaba la verdadera intención que es dar GRACIAS junto a la familia y amigos cercanos. Todo, por estar pendiente a salir corriendo a las mejores ventas, olvidando lo que surgió hace unos 401 años (1621-2023) donde dos culturas muy diferentes se unieron para dar gracias y disfrutar de los frutos de la cosecha. Tradición que fue acogida por el cristianismo para convertirlo en un día de dar gracias a Dios y promover el agradecimiento entre unos y otros.


La tradiciones puede que cambien o se modifiquen con el pasar del tiempo, pero sería muy triste pensar que en nuestro pais se sustituya esta tradición, por salir corriendo a compras desenfrenadas, de cosas que tarde o temprano se dañarán.


Es momento de repensarlo todo. Tenemos la gran oportunidad de retomar la tradición y centrarla en su verdadero propósito, dar gracias. Por nosotros, por nuestras familias y amigos, por el país, retomemos el verdadero valor de esta tradición y permitamos que sean muchas mas. Seamos agradecidos por vivir. Es momento de mirar lo que tenemos, lo que hemos aprendido, lo vivido y aún con los pesares y lo que hayamos perdido, busquemos lo bueno de cada cosa, enfoquémonos en ser y no en tener, en valorarnos y cuidarnos. Y que a pesar de todo, no se pierda la verdadera tradición y ¡demos gracias!


Ya cada vez más vemos como avanzan los preparativos en los hogares para recibir la Navidad, que para mí, es la época más bella del año. Aún recuerdo en mi familia, como nos reuníamos y salíamos de casa en casa a parrandear y con ilusión nos recibían aquellos que íbamos a despertar... qué tiempos aquellos, que no sé si volverán. Andábamos por calles y barrios, visitábamos otros pueblos y un ambiente festivo y de seguridad nos acompañaba. Pero de un tiempo para acá de eso, poco podemos encontrar. Con tristeza reconozco, que de esa tradición ya queda poco, pues las circunstancias que vivimos de inseguridad nos limitan de aquellas hermosas parrandas, esto junto un cambio social que hace que nuestros jóvenes y niños de eso conozcan poco, pues su música y costumbres de algún modo, dejaron atrás dicha tradición. Me pregunto ¿si es que hacernos ciudadanos del mundo nos ha hecho olvidar que somos puertorriqueños primero?


Permitamos que llegue la Navidad y además de colocar nuestras luces y arbolitos mantengamos el juicio en nuestras celebraciones. Que no se pierda la tradición, ni el juicio en la celebración, y que nada apague nuestra Navidad.

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