Por: Jesús Santa Rodríguez
Cuando un político aspira a dirigir el destino de un país, especialmente el nuestro, atribulado por la incertidumbre causada por una administración pública fracasada y víctima de la crisis fiscal, económica, social y de salud, tenemos la obligación de evaluar su comportamiento, incluyendo lo que nos dice, lo que nos oculta y de lo que se retracta, y si nos trata como personas desmemoriadas y sin inteligencia. Observar y escuchar las expresiones de los aspirantes a gobernarnos son guías para conocer mejor su carácter, los valores fundamentales que constituyen sus atributos, si merecen nuestra confianza y si poseen las competencias mínimas para dirigir y gobernar nuestro país.
La candidata a la gobernación por el Partido Nuevo Progresista (PNP), Jenniffer González, ha demostrado consistentemente ser una persona peligrosamente ambivalente en cada uno de los temas más relevantes para nuestro País. Todos hemos visto su falta de carácter y temperamento al expresarse sobre el servicio deficiente de LUMA. No hay un solo puertorriqueño que no sea víctima del caótico servicio de LUMA, que es causa eficiente para el cierre de negocios y el recrudecimiento de la crisis en la salud física y mental de los puertorriqueños.
También, las ineficiencias de LUMA son patentes en cuanto a la administración de su propia empresa, y ahora quieren aumentarnos el costo de la luz a pesar de haber afirmado que no sería necesario incrementar el servicio. Estando la provisión eléctrica en su peor momento, con interrupciones continuas a raíz de su impericia para desarrollar y ejecutar un plan de trabajo eficaz, nos quieren empujar un aumento del diez por ciento en nuestra facturación. Es decir, como ellos han fracasado en administrar adecuadamente el negocio que voluntariamente contrataron, quieren que paguemos por su ineficiencia. Ante este escenario, Jenniffer González nos ha dado una muestra de su carácter, expresando categóricamente que no cancelará el contrato, para luego decir que nunca se ha negado a dicha rescisión.
Asimismo, en un país donde el desorden es el orden del día, y vemos cómo los motociclistas bloquean las vías para “wheelear” al costo de seguridad y vidas en total menosprecio por las leyes y el bienestar propio y de los demás, Jenniffer González hace campaña afirmando que otorgaría mayores libertades a los vehículos que hoy están proscritos para transitar en las vías públicas.
Igual de ambivalente ha sido con sus expresiones de respaldo a Donald Trump, el controvertible candidato a la presidencia de los Estados Unidos por el Partido Republicano, a quien defiende a capa y espada mientras musita entre dientes que “no le gusta su personalidad”. Recordemos que en varias ocasiones renegó de Trump y aseguró que no lo respaldaría.
El que se deje engañar es porque quiere. La elocuencia de las continuas contradicciones realizadas públicamente por Jenniffer González nos plantean un perfil riesgoso y sombrío para Puerto Rico. La deshonestidad intelectual con el fin de manipular al pueblo para sacar provecho político y electoral en perjuicio de la gente merece nuestro rechazo. Expresémoslo en las urnas.
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