Por: Jesús Santa Rodríguez
El refrán que afirma que un rayo no cae dos veces en el mismo sitio, es un mito para Pedro Ray Chacón, amigo predilecto del ex gobernador Luis Fortuño.
Durante el cuatrienio de Fortuño, periodo fatídico para el país que resultó en el engrosamiento de la deuda pública de Puerto Rico -incluyendo la duplicación en la embrolla de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) de cuatro mil millones a nueve mil millones y medio de dólares-, un amigo suyo, Ray Chacón, fue favorecido con un contrato para el diseño del gasoducto Vía Verde, allá para 2011, por nada menos que unos nueve millones de dólares.
Este amigo de Fortuño y sus empresas estaban, para entonces, hundidos en la quiebra. El haberle otorgado un contrato tan voluminoso fue un paracaídas de oro que lo sacó del endeudamiento y el descrédito. Ray Chacón no tenía experiencia alguna en el diseño de sistemas de infraestructuras para la transmisión de gas licuado. Esto es tan cierto que su empresa se vio precisada a subcontratar una compañía de Texas para hacerle el encargo, gestión por la que pagó $400,000, dejándole un neto de más de ocho millones de machacantes: tan alejado estaba Ray Chacón de poseer la pericia necesaria para el diseño del “Gasoducto que no vio la luz” -un despilfarro de cien millones de dólares-.
El gasoducto Vía Verde fue una pretensión del gobernador Fortuño de desarrollar una infraestructura para transportar gas a través de la Isla sin que se contara con los estudios requeridos por las agencias estatales y federales. Esta “cicatriz” discurriría desde el sur hasta el norte del país, atravesando áreas de importante valor ecológico, entre ellas el carso norteño, por donde percolan aguas preciosas que se depositan en sistemas de manantiales de agua dulce y zonas propiedad del Fideicomiso de Conservación, que son recursos para el uso y disfrute de los puertorriqueños.
Luego del fracasado proyecto, que solo sirvió para hacer millonarios a Ray Chacón y un puñado de amigos de Fortuño, sobrevino la quiebra de AEE. Esta bancarrota fue la causa eficiente para el descalabro de la corporación pública y la entrada en escena de LUMA Energy, consorcio contratado por el Gobierno para el mantenimiento y desarrollo de redes de transmisión de la AEE. Este acuerdo, obsceno por el monto y los términos económicos a favor de Luma, deja más preguntas que respuestas, pues hasta la fecha, la empresa no ha dado pie con bola en el cumplimiento al que se obligó contractualmente de minimizar las interrupciones en el servicio eléctrico.
En medio de tantos cuestionamientos, vuelve a resonar el nombre de Ray Chacón, que ahora será favorecido con un contrato de otros nueve millones de dólares otorgado por Luma. Al parecer Ray Chacón es un hombre sin experiencia en el tema del diseño de infraestructuras eléctricas ni de gas, pero que tiene padrinos para el bautismo. Pero, que sepa este personaje, que este acuerdo será motivo de investigación por nuestra Asamblea Legislativa.