Redacción EDITORIAL SEMANA
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Una celebración de vida es una ocasión para recordar, reflejar y compartir las razones por las cuales el ser amado fue especial. Aunque perder a una persona es muy a menudo un momento triste, hay también ratos de alegría y felicidad mientras familiares y amistades recuerdan tiempos alegres.
La música tiene el poder de evocar emociones y movernos, por lo que escoger las canciones adecuadas ayuda a garantizar un momento memorable. Cuando no hay palabras adecuadas para llevar consuelo o aliento, pero se busca una conexión profunda con las personas dolientes que celebran la vida de la persona fallecida, se puede seleccionar un tema entre un amplio repertorio de canciones de vida.
Entre otras, de corte religioso como Ave María, Cuán Grande es Él, Cuando Allá se pase lista, Pescador de Hombres, Sublime Gracia, y Cuán Gloriosa Será la Mañana; así como No me digas adiós, de Samuel Hernández, Himno al Amor; You Say, de Lauren Deagle; y Ya no llores por mí, de Tercer Cielo, por mencionar algunas.
De igual manera, clásicos del rock más seculares como A Whiter Shade of Pale, de Procol Harum; Free Bird, de Lynyrd Skynyrd; Candle In the Wind, de Elton John; In My Life, Free As a Bird y Real Love, The Beatles. Igualmente, de “salsa brava” como La Cuna Blanca y El Buen Pastor, de Raphy Leavitt y La Selecta y A Mi Manera, de Richie Ray y Bobby Cruz.
Podemos recordar los ratos agradables o las ocurrencias de la persona a quien despedimos con temas musicales como los antes mencionados. También añadir un toque de humor o alegre con las canciones que le gustaban (sea de salsa, rock, merengue o hasta reggaetón y música urbana).
Cuando vaya a planificar un acto conmemorativo para su ser querido o hacer sus propios arreglos fúnebres, comience a desarrollar una historia e incluir lo que le apasiona o sus pasatiempos para facilitar la inspiración. Verifique con la funeraria de su preferencia para que le provea un servicio completo con toque personalizado e impresión duradera.