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Nos hace falta




Por: Myrna L. Carrión Parrilla


Hoy mi reflexión va dirigida a reconocer la falta que nos hace a los individuos, pero sobre todo a los que asumen puestos de liderato, el contar con herramientas que construyan la paz, las buenas relaciones, el entendimiento de las necesidades y particularidades de cada ser humano que habita en un espacio común que bien podemos llamar familia, entorno laboral, comunidad, pueblo o ciudad, país, nación o patria.


En la medida en que nos ocupamos individualmente de tender puentes de comunicación y esforzarnos en ver lo positivo de cada cosa en vez de estar inventando o asumiendo lo que muchas veces viene a nuestras cabezas, por razones muy personales y que nada tienen que ver con los demás, seremos parte de la construcción de un mundo mejor. Si algo hace daño son las conjeturas y la cizaña que se siembra en grupos o colectivos.


Los estudiosos de la conducta humana han identificado unas cualidades que quien las tiene o logra desarrollarlas, muestra una capacidad muy particular, que le permite al individuo que las tiene, mostrarse mucho más exitoso y capaz. A este conjunto de cualidades le han llamado “la Inteligencia Emocional “. Los estudiosos del tema establecen, que esta “es clave para nuestras relaciones interpersonales y para entender y manejar nuestras propias emociones y que es una parte de nuestra capacidad cognitiva que, básicamente, facilita el comportamiento interpersonal”.


La capacidad de expresar y controlar nuestras emociones es esencial, pero también lo es nuestra capacidad para comprender, interpretar y responder a las emociones de los demás. Imaginemos un mundo en el que no se pudiera entender cuando un amigo se siente triste o cuando un compañero de trabajo está enojado. Es a esta capacidad que los psicólogos se refieren como la Inteligencia Emocional, y algunos expertos sugieren incluso que puede ser más importante que el coeficiente intelectual, que a veces tanta importancia le dan algunos y olvidan cuidar o desarrollar estas cualidades.


Uno de los principales estudiosos del tema, Daniel Goleman describe la Inteligencia Emocional “como la capacidad de una persona para manejar sus sentimientos de manera que esos sentimientos se expresan de manera adecuada y efectiva.” De acuerdo con Goleman, la inteligencia emocional es el mayor augurio de éxito en el lugar de trabajo.


Los expertos plantean además que este tipo de inteligencia juega un papel vital en el éxito tanto personal como profesional, considerándose incluso más importante que el cociente intelectual. La motivación interna también juega un papel clave en la Inteligencia Emocional. Las personas que son emocionalmente inteligentes suelen estar motivadas por cosas más allá de las meras recompensas externas, como pueden ser la fama, el dinero o el reconocimiento social. Entre las cualidades de aquellos con Inteligencia emocional identificamos que estos, pueden sentir una genuina pasión que los lleva a cumplir con sus propias necesidades y objetivos internos. Buscan cosas que les conducen a recompensas internas y se involucran en experiencias que las lleven a sentirse bien consigo mismas.


Los conflictos son inevitables, pero la forma en que se gestionan, se maneja o atienden puede definir la eficacia de un líder y la grandeza de cualquier ser humano. Los líderes y los individuos con alta inteligencia emocional pueden afrontar y resolver conflictos de manera constructiva, entendiendo las causas fundamentales y abordándolas con empatía y tacto. Al fomentar la comunicación abierta y evitar sembrar en otras inquietudes que en nada abonan y resolver los conflictos de manera amistosa, lograríamos mantener un entorno armonioso. La invitación es a construir y no a destruir y para eso, nos hace falta empatía e inteligencia emocional, ¡forjemosla!

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