Por: Jesús Santa Rodríguez
En días pasados tuve la oportunidad de agradecerles por haber seguido cercanamente mi trayectoria política y de servicio público a través de las páginas de este prestigioso periódico, La Semana. Para mí, el haber podido compartirles mi opinión sobre los temas de mayor interés económico, político y social para nuestros pueblos ha sido uno de los mayores privilegios de mi carrera. Luego del honor que me brindaran de colaborar con este semanario desde hace 12 años, estaré explorando otras opciones profesionales y de servicio para nuestro amado país.
Deseo destacar el compromiso inquebrantable de los buenos amigos de La Semana para llevar la información más actualizada, pertinente y responsable que concierne a los pueblos del distrito. Este semanario, que tiene más de 60 años compartiendo el devenir y desarrollo dinámico de nuestras ciudades del este, es modelo de excelencia con el periodismo de calidad que debe ser emulado por muchos otros medios. La huella que ha dejado La Semana en la vida de generaciones de personas, también como instrumento que fomenta nuestro comercio y economía, es indeleble.
Sé que este nuevo año 2025, que se presenta como uno lleno de retos y oportunidades para todos, será aquilatado por cada familia de Caguas, Gurabo y por todo el pueblo puertorriqueño. Confiemos que el nuevo gobierno atienda con seriedad y compromiso los asuntos que nos llevan aquejando durante décadas -como lo son la marcada desaceleración económica matizada por altos números de inflación-. La nueva administración pública necesita, también, comprometerse con que superemos la reciente quiebra pública, no dejando a un lado el afán la pasada mayoría legislativa para culminar, durante el pasado cuatrienio, librarnos del carimbo de la Junta de Control Fiscal. Del mismo modo, entre los puntos prioritarios de la agenda del nuevo gobierno debe ser atender el deterioro en los servicios básicos para impulsar nuestro desarrollo económico y calidad de vida, como lo son la electricidad, el agua potable y el mantenimiento y la construcción de vías.
Asimismo, quedan enormes desafíos que atender con urgencia, como la tragedia de los feminicidios que alcanzó números nunca antes vistos y nos cuesta la vida de decenas de mujeres, con un impacto a sus familias, especialmente a sus hijos e hijas. No menos importante es proveer educación de mejor calidad para nuestros niños y jóvenes, y mejorar los ofrecimientos para el cuido de nuestros adultos mayores.
Pido al Señor que bendiga a cada una de sus familias en el año 2025 y siempre. Que busquemos -y encontremos- el propósito que está cifrado para nuestras vidas. Que seamos más solidarios y comprometidos con un mundo de justicia y paz. Los cambios más grandes nacen de las crisis, y nuestro país ha tenido una gran porción de estas durante los pasados años. Lo importante es que hayamos aprendido algo de ellas, identifiquemos qué cosas necesitamos cambiar, y que aceptemos con arrojo y perseverancia, ser instrumentos para la transformación hacia un mejor país.
Que el Año Nuevo traiga concordia y bien para todos. ¡Hasta siempre!
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