
Por: José “Conny” Varela
El pasado domingo dos de febrero de 2025 se marcará en la historia como la refundación no solamente de un movimiento político que le ha servido con dignidad y bien a todo Puerto Rico; también se marcará como la refundación de nuestro país en sí mismo. De forma firme, con aplomo, pero armado del entusiasmo contagioso de la juventud, el Lcdo. Pablo José Hernández Rivera asumió la Presidencia del Partido Popular Democrático ante el Consejo General de la Pava y frente a una ferviente concurrencia en Humacao.
Aunque era de esperarse un cambio de mando, la sorpresa agradable lo es la gallardía demostrada por nuestro nuevo presidente, al tomar desde bien temprano las riendas de la colectividad que una vez dirigió con sumo éxito su querido abuelo, don Rafael Hernández Colón, consciente de los inmensos retos que conlleva ser nuestra voz en Washington como Comisionado Residente y líder de un instrumento que pasó por un difícil proceso electoral.
El mensaje de Pablo José no solo fue dirigido a los populares. Aplica a todos los puertorriqueños. Y como ejemplo de eso, yo destaco dos elementos importantes expresados en su discurso, el cual fue sobrio en tiempo pero sumamente contundente. El primero es su llamado a atender dentro del PPD la imperiosa tarea de forjar una nueva estructura (su organización interna), una nueva filosofía y un nuevo reglamento. En palabras sencillas: se necesita una refundación. ¡Ese clamor aplica a todo, incluyendo a nuestra sociedad! No se pueden atender los problemas que nos aquejan usando esquemas agotados. Urge la voluntad para reformular y ajustar a las necesidades apremiantes.
Como segunda e importante exhortación, Pablo José mencionó el retomar los principios que hicieron del Partido Popular un movimiento revolucionario para el mejoramiento de las condiciones socioeconómicas de nuestros compatriotas. Ser ‘popular’ (dice Pablo) es “defender a los más vulnerables contra los atropellos y las injusticias”. Pero esa defensa se tiene que sostener sobre unos principios, pues como dijo en su alocución, “cuando la justicia no es obvia, se necesitan principios para descifrarla”. El llamado al PPD y extensivo al País, es a ser idealistas en impulsar cambios, pero sensibles al clamor de nuestros compatriotas y realistas en la administración de los recursos necesarios para lograr el cumplimiento de las metas y objetivos. Son principios milenarios de la buena administración pública, sobre los cuales hay que aferrarse hoy más que nunca.
El ambiente que se respiraba en Humacao era uno de genuina esperanza, para nuestra colectividad y para el Puerto Rico que genuinamente aspiramos. Renació el deseo por rehacer esa “casa grande” donde nos albergamos, sin distinción de colores, origen, género o clase social. ¡Todos somos necesarios para marchar “jalda arriba” hasta elevar la Monoestrellada hacia lo más alto, en unidad de propósito!
El autor es representante a la Cámara por el Distrito 32 de Caguas
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