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Foto del escritorEditorial Semana

Pierluisi: Ni sí ni no, sino todo lo contrario




Por: Jesús Santa Rodríguez


El 2024 es el cuarto año en que el gobernador Pedro Pierluisi “promete exponer proyectos encaminados” de su administración y otros que “se propone adelantar”. Este juego de palabras es, básicamente, uno de los mejores ejemplos que caracterizan la “retórica” de este gobierno: promesas vacías y estériles. Posiblemente inspirado en algo parecido, el comediante Mario Moreno “Cantinflas” inmortalizó una frase jocosa que nos resume la obra de este gobierno: “Ni sí, ni no, sino todo lo contrario”.


La vacuidad de las promesas del gobernador no debe pasar desapercibida porque habla de su carácter, especialmente porque él no es un recién llegado a la escena política: fue secretario de Justicia, luego comisionado residente, y ahora gobernador desde hace cuatro años. En resumen, ha sido una figura pública con poder, pero incapaz de ejercerlo.


Otra vez ofrece mejorar la infraestructura de carreteras mientras aumenta el costo de transitar por las vías. Ha afirmado que tendremos un servicio eléctrico más confiable y accesible, pero ahora pagamos más sufriendo por más interrupciones. A pesar de que la inversión en nuestros estudiantes de escuelas públicas es la más alta de los Estados Unidos, justifica el despilfarro de dinero en alicates políticos de su partido. Asimismo, la seguridad pública solo opera de forma reaccionaria, a la defensiva, a merced y sujeta a la agenda de los criminales del país que no respetan ni a los miembros de la Policía.


Es posible que muchos, abrumados por el continuo ruido que producen las crisis internacionales y las locales, no puedan identificar la estridencia de las promesas incumplidas por este gobierno. Puerto Rico se ha convertido en uno de los países con la población más envejecida y desatendida de los EE.UU., y una de las jurisdicciones con los costos de vivienda más altos y una reducida disponibilidad de hogares para las clases trabajadoras. También se ha convertido en uno de los lugares con menos médicos por cada habitante y menos acceso a cuidados de salud.


Mientras tanto, el gobernador sigue con el “duérmete nene”, hablando de “reconstrucción” de carreteras y sistemas de acueductos, y solventando con dinero público la inversión a la que se veían obligadas a realizar LUMA, GeneraPR y las autopistas. Es meritorio señalar que, de estos proyectos de reconstrucción haberse realizado durante la pasada administración y la presente, Puerto Rico hubiera sido transformado varias veces. Recordemos que nuestro país ha producido ingresos propios y recibido fondos federales a miles de millones de dólares sin que estos se hayan traducido en el mejoramiento en la seguridad, salud, educación, agua, luz, empleos, carreteras ni calidad de vida.


El reciente mensaje del gobernador es como los vaticinios de los clarividentes farsantes que montan una tienda para atraer a los incautos. Este gobierno, igual que los adivinadores, traza el presente y el futuro sobre cartas, caracoles, el café o los sueños, dejando al margen la planificación estratégica que encamine el país al restablecimiento y dinamismo porque no tiene compromiso con la consecución de resultados que beneficien a la gente.

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