Los enemigos del desarrollo de Puerto Rico llevan más de treinta años presagiando la muerte del Partido Popular Democrático. Son los mismos que han ofrecido traernos la estadidad utilizando promesas fatuas de mayor desarrollo para la isla a cambio de anexar nuestro país, de forma permanente, a los Estados Unidos.
Basta con dar un vistazo al carácter y la falta de integridad de los líderes del Partido Nuevo Progresista (PNP) y a su patente incapacidad de lograr convencer a los mismos electores puertorriqueños de votar por la estadidad de forma mayoritaria, para corroborar su fracaso político y administrativo. No han podido hablar el mismo idioma de los congresistas para adelantar mínimamente la redacción de un proyecto que adelante su quimera. Tampoco los han convencido de que pueden administrar bien el país, lo que es pieza esencial para que el gobierno estadounidense se sienta seducido a incluir en la discusión la estadidad que dice buscar el PNP, pero que tan campechanamente sabotea.
Desde el primer día de la gobernación de Pedro Rosselló González, los puertorriqueños hemos sido testigos del desdén de las administraciones del PNP en perjuicio de todos los que habitamos este país. Pareciera necesario recordarle a los novoprogresistas que, lejos de promover el progreso para Puerto Rico, su partido busca apropiarse de nuestros bienes materiales por la vía del saqueo de fondos públicos y hasta de sus recursos naturales.
Está prohibido olvidar que los responsables principales de la deuda que nos ha conducido a la quiebra han sido, precisamente, los que quieren tomarnos como botín otros cuatro años. Basta con recordar que entre 1993 y 2013, los gobiernos liderados por los estadistas desde la Fortaleza y la Asamblea Legislativa, embrollaron a Puerto Rico en exceso de $41,000 millones. Solo durante el cuatrienio de Luis Fortuño, cuando Jenniffer González fue su presidenta cameral, el gobierno regido por ambos engrosó el adeudo público por $17,828 millones. Esta cifra no incluye el sobregiro de más de $12,000 millones con el que operó el gobierno de Fortuño y González esos cuatro años.
Fue este el cuatrienio de los contratos multimillonarios para algunos asociados al gobierno del PNP, incluyendo la firma Steptoe & Johnson que recibió la friolera de $23 millones en contratos, y que más adelante, hasta el sol de hoy, mantiene bajo su nómina multimillonaria a Luis Fortuño. Ahora, vemos a Fortuño, otra vez, campeando por la Isla como ave de rapiña. Tanto él como Jenniffer González saben que, gracias a la gestión de esta Asamblea Legislativa liderada por el Partido Popular Democrático, se han aprobado los presupuestos que requiere la Ley PROMESA para retomar nuestra autonomía fiscal y acceder, nuevamente a los mercados de bonos.
Pero, ¿qué consecuencias tiene la presencia de Fortuño merodeando la isla y cómo nos afectará? En primer lugar, pongamos en contexto que Jenniffer González, siendo Comisionada Residente de Puerto Rico, cabildeó para que los puertorriqueños pagásemos la deuda en su totalidad: sobre $55,000 millones de los cuales su partido colateralizó con nuestro crédito $41,000 millones. Por otro lado, Jenniffer González ha sido una acérrima defensora de LUMA y GeneraPR, y en múltiples ocasiones ha expresado que el contrato de ambas privatizadoras es irrescindible, a pesar de su continuo incumplimiento con sus obligaciones. Ahora, para volver a engañar a los incautos, dice que el contrato será cancelado a ver si pesca votos. ¿Y quién, también, funge como cabildero de todos esos intereses? ¡Bingo! Luis Fortuño.
En Puerto Rico decimos que el pájaro se conoce por el plumaje, y a estos dos personajes los tenemos leídos. Este 5 de noviembre, tu voto puede dar por terminado este binomio de destrucción. La única opción para derrotarlos y traer un cambio definitivo, manteniendo una relación con los Estados Unidos sin perder nuestra identidad, es el Partido Popular Democrático en manos de Jesús Manuel Ortiz, Pablo José Hernández y un equipo comprometido con trabajar de la mano por Puerto Rico.
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