Por: Jesús Santa Rodríguez
Algunos no sabrán de primera mano lo que sabemos los Boomers: que “veinte años no es nada”, según asegura el tango de Gardel, y para el equipo nacional de baloncesto masculino de Puerto Rico este es un buen presagio. Hacía dos décadas que nuestros baloncelistas Olímpicos no rebasaban el repechaje hacia estas competencias mundiales. Pero, gracias a la disciplina, la destreza, la dirección y el trabajo en equipo, el país se unió nuevamente a celebrar otro triunfo cuando el quinteto boricua derrotó a la fuerte Lituania, alzándose con 79 sobre los 68 puntos del contendor. Este triunfo garantiza el boleto de ida a París 2024 donde se debatirán los metales olímpicos de todo el planeta para esa serie histórica.
Para ver el certamen, muchos nos dimos cita en la casa de familiares y amigos, en las plazas, los restaurantes y bares, todos abarrotados de gente entusiasmada y confiada de que el uniforme rojo vencería a un duro competidor. Nadie hablaba de política ni estatus, porque sobre ese tablero corrían los de nosotros con una sola bandera sobre el pecho.
Pero, temprano al otro día salieron a ponchar en las redes y los programas de análisis los portavoces de la estadidad, unos tratando de defender su imposible quimera y otros minimizando a nuestros delegados deportistas porque les molesta, les mortifica la soberanía deportiva de Puerto Rico. Y es que, distinto a ese sueño de verano de la “estadidad jíbara” y la estadity in espanish que tanto prometen los anexionistas del patio, no existe posibilidad de que bajo la unión permanente los puertorriqueños nos sumemos en eventos nacionales, como el del domingo pasado, para sudar la gota gorda cuando nuestros muchachos dejaron los tenis en la cancha. La estadidad nos arrebataría ese momento de gloria.
Ya repuestos de los gritos de júbilo, nos alegra hacer un inventario de algunas victorias prospectivas para las Olimpiadas París 2024. El equipo de básquet masculino no va a viajar solo. También nuestro quinteto femenino va a debatirse los primeros lugares del medallero, pues igual reservó su espacio cuando se despachó su pasaje en los finales del torneo Preolímpico. Asimismo, la atleta Jasmine Camacho Quinn, quien recientemente estableció una nueva marca en los 100 metros con vallas, será la abanderada. Jasmine, junto a Mónica Puig, bañaron de oro a Puerto Rico en las olimpiadas de Tokio 2020 y Río 2016, respectivamente, en otros dos momentos inolvidables para la historia del deporte de nuestro país. Asimismo, Javier Culson y Jaime Espinal nos trajeron preseas plateadas desde Londres en 2012.
Son muchas las instancias en las que las y los nuestros han destacado en distintas disciplinas llenándonos de orgullo. Son muy pocas las veces en que, en medio de tanto desasosiego por la crisis en seguridad, educación, los apagones y las amenazas climáticas, el reloj se detiene en Puerto Rico para que celebremos la victoria de nuestras y nuestros atletas por encima de ideologías y colores. ¡Qué viva Puerto Rico, que vivan sus atletas y que viva nuestra gente! ¡No dejemos que nos acaben la fiesta!
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