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Foto del escritorEditorial Semana

Respeto, paz y unidad




Por: Myrna L. Carrión Parrilla


A la fecha en que hago esta reflexión el pueblo está de cara a unos comicios electorales que quisiéramos fueran unos en los que prevalezca el respeto, la paz y la unidad. Cada cuatro años, Puerto Rico como muchos países en el mundo, tenemos la oportunidad de seleccionar a los hombres y mujeres que ocuparán los puestos de gobierno, que tendrán la encomienda de dirigir la toma de decisiones y la creación de iniciativas y estrategias para encaminar al país. Es el pueblo quien escoge, de ahí la importancia de participar.


Con este proceso, el pueblo pone su confianza en aquellos que la mayoría selecciona. Muchos de los seleccionados han actuado fiel a la confianza puesta en ellos, pero otros no. Si estudiamos bien la Historia, nos daremos cuenta de que no son la mayoría, pero los que han fallado, los han hecho de tal manera que han lacerado la confianza del pueblo y han provocado un inmenso malestar y desconfianza en el pueblo.


Años atrás una campaña publicitaria nos hacía preguntarnos, ¿Que nos pasa Puerto Rico? Y cada día más, es más pertinente la pregunta, porque la corrupción surge de los inescrupulosos, de la gente con falta de valores, de aquellos que principalmente el dinero, les nubla la razón.


Lo que suceda como resultado de un proceso eleccionario, el pueblo siempre espera que sea para mejorar, pero de no ser así, debemos entender que en gran medida será nuestra responsabilidad, por haber permitido con lo que elegimos, que se haga mayoría aquellos que no eran, lo que realmente necesitamos. Previo a un proceso como este, días antes y por lo general son muchas las incertidumbres que hay entre el pueblo.


Quisiera pensar que lo que escojamos, haga balance para trabajar un pueblo que tiene diversas necesidades, pues somos un pueblo altamente envejecido, por lo que la vejez y sus necesidades es un tema fundamental, somos un pueblo que ha ido perdiendo espacios y oportunidades para que la mayoría de los jóvenes sientan apego, ilusión y deseos de quedarse en el país para luchar y “pa’ echar pa’ lante” como decimos. Somos un pueblo aún en proceso de recuperación después del embate de un histórico huracán, somos un pueblo en el que son más lo que llegan a llegan a la vez, que los que nacen. Somos un pueblo que casi todo lo que consumimos llega de afuera, pero a su vez somos un pueblo lleno de talentos, de gente preparada y “en el que los buenos somos más”. Nos caracterizábamos por ser un pueblo con grandes proyectos, ejemplos para el mundo, un pueblo de gente que en todo pone alegría y somos un pueblo que en sus raíces es un pueblo de fe.


La invitación es, tengamos el resultado que sea, a que no permitamos perder la fe, retomemos nuestros valores, oremos porque estemos bien y que entre todos haya, respeto, paz y unidad.




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