Editorial Semana
Rojos y Azules renuevan sus nexos filiares

Por: Prof. Luis Dómenech Sepúlveda
“La política es el camino para que los hombres sin principios dirijan a los hombres sin memoria” (Voltaire)
Por décadas, el liderato del Partido Popular Democrático, portaestandarte del inmovilismo irracional y colonial de nuestros tiempos, ha pretendido hacerle creer al pueblo puertorriqueño que su colectividad es ética, moral y existencialmente distinto y diferente al Partido Nuevo Progresista. Es decir, el PPD pretendió hacernos creer que ambas colectividades tienen valores, principios y visiones diametralmente distintas. Pero nada más lejos de la verdad. Como hubiera dicho el laureado escritor colombiano, Gabriel García Márquez: “la diferencia entre ambos es que uno va a la Misa de las ocho y el otro a la Misa de las diez”.
Como se sabe, desde sus orígenes ambas colectividades, entiéndase, Partido Popular Democrático y Partido Nuevo Progresista, comparten mutuamente el inmovilismo colonial y con ello, (1) la ideología de la unión permanente, (2) la ciudadanía indisoluble, (3) la moneda común, (4) la defensa común y, peor aún, (5) la ideología de la dependencia perniciosa como fuente indispensable para nuestra propia subsistencia y desarrollo económico. De modo que, ambas colectividades pertenecen a la categoría del “happy Colonial”. A nadie debe sorprender que, si EEUU nos ofreciera la opción de la independencia o el ELA colonial como está, ambas colectividades se abrazarían al colonialismo por aquello de que hay que seguir “guisando” al amparo de la explotación económica impuesta por la metrópolis desde su conquista en 1898.
Para dramatizar y reconfirmar sus nexos filiares como partidos al servicio del gran capital extranjero, recordemos que ambas colectividades han favorecido, sin escrúpulos, la venta y privatización de nuestro patrimonio nacional tal y como ha sido la venta de la Telefónica, la Autoridad de Puertos y Transporte Marítimo, el Aeropuerto Internacional, la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados y más recientemente, la Autoridad de Energía Eléctrica, indiscutiblemente nuestro patrimonio nacional más importante para el desarrollo sostenido de nuestro país.
Recuérdese igualmente que ambos partidos nos condujeron a la quiebra con una deuda pública que oscila los $72,000 millones, entiéndase, $72 billones, provocando con ello la imposición desde el Congreso y Casa Blanca de la Ley Promesa y la Junta de Control Fiscal. No conforme con ello, Aníbal Acevedo Vilá (PPD) nos impuso un IVU de 11.5%, el más alto entre las jurisdicciones de EEUU y, aun cuando el PNP condenó severamente dicha aprobación, al llegar al poder no hicieron nada para eliminarlo o, al menos, reducirlo sustancialmente.
Dicho de otro modo, ambas colectividades han obrado a espaldas del pueblo para beneficio del capitalismo depredador encarnado por los grandes inversionistas y las poderosas oligarquías estadounidenses. El único objetivo de ambas colectividades ha sido mantener el poder político no solamente para beneficio propio, sino para beneficio de los amigos de la casa. Mucho más en estos tiempos cuando el gobierno federal y FEMA han anunciado un multimillonario cargamento de fondos para la reconstrucción de Puerto Rico.
¡Ese bipartidismo corrupto y antipatriota tiene sus días contados!