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Seamos humildes

Foto del escritor: Editorial SemanaEditorial Semana



Por: Myrna L. Carrión Parrilla


Se acerca la celebración de la Navidad y es importante recordar que buscar y mantener el verdadero sentido de la Navidad. En este ejercicio identifiqué el valor de la humildad. La Navidad o natividad del hijo de Dios es la base de esta celebración. Son muchos los mensajes que este evento histórico nos dejó y mucho lo que invita a reflexionar.


Estamos en Navidad y percibo que este año son cada vez más las celebraciones, las fiestas y el ambiente festivo que se da por doquier, pero me pregunto si este ambiente se le ha ido de las manos a la gente o si algo distinto sucede que son tantos los accidentes y las muertes que se están dando. Me pregunto si es que esta celebración se ha convertido solo en fiestas y hemos olvidado el verdadero sentido de la Navidad.


Entre los mensajes que debemos reflexionar al pensar en la Navidad, la humildad es uno de los ellos. Pero ¿que es la humildad, de que se trata? Y esta reflexión encuentro lo siguiente: “La humildad es un valor que consiste en reconocer tus propias limitaciones y virtudes, manteniendo una actitud de respeto hacia los demás. No se confunde con la humillación, sino que se trata de una actitud de modestia y sincera valoración del valor de los demás. La humildad implica ser consciente de tu propia fragilidad, buscando siempre crecer y mejorar, sin dejar de lado la empatía con tu entorno. La humildad es un valor universal que se expresa en la forma en la que te relacionas contigo mismo y con el mundo que te rodea. Es un estado mental que reconoce tus virtudes y limitaciones, sin exaltarte ni disminuirte. La humildad no es una señal de debilidad, sino de fortaleza interior. Un humilde no se ve superior a los demás, sino que se reconoce como parte de un todo, valorando las fortalezas y debilidades de todos por igual.”



Hay quien dice que la humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitir a los demás descubrirlas por sí mismos. Es cierto, pero la dimensión de la humildad va mucho más allá. Practicar la humildad y, por tanto, ser humilde, se trataría en primer lugar de una sencilla invitación a ver nuestras limitaciones y saber reconocerlas con el objetivo de aprender. Las personas humildes no se vanaglorian de sus éxitos. Practicar la humildad es un ejercicio diario que se mueve con la responsabilidad de hacer las cosas bien, de comprometerse, de hacer lo que toca y lo que es necesario, con autenticidad.


Una de las invitaciones en esta Navidad más allá de las fiestas y algarabías es a ser humildes, a hacer parte nuestra uno de los primeros ejemplos que nos dejó la Navidad, ver nacer e un Rey, en un humilde pajar en condiciones sencillas fue más que una historia, un mensaje de la importancia y el valor de la humildad. De seguro que si logramos que hagamos nuestro el verdadero mensaje de este tiempo, serán menos las tristes noticias y más los lindos momentos en tiempo de Navidad.

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