Será un papado USA…
- Editorial Semana
- 15 may
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Por: Nitza Morán Trinidad
Tras el fallecimiento del Papa Francisco, surgieron grandes expectativas sobre quién sería su sucesor. El legado del pontífice argentino Jorge Mario Bergoglio, el primer latinoamericano en llegar al Vaticano, dejó una huella difícil de emular. Su papado estuvo marcado por decisiones valientes, unas más conservadoras, otras francamente revolucionarias, que transformaron la imagen de la Iglesia católica en el siglo XXI. Su humildad, cercanía con los más pobres y firme apertura a sectores históricamente marginados como la comunidad LGBTQ+, las mujeres y los jóvenes, lo convirtieron en una figura de vanguardia dentro y fuera del catolicismo. Fue, sin duda, un pontificado esperanzador en tiempos de guerra, división e incertidumbre.
Con la elección de su sucesor, surge ahora la gran interrogante: ¿Continuará el nuevo Papa con esta línea progresista o se regresará a posturas de derecha como las asumidas por algunos de sus predecesores? Esta duda domina hoy las conversaciones dentro de la comunidad católica global.
El pasado 8 de mayo, tras tres fumatas negras, el cónclave concluyó con el tradicional anuncio: Habemus Papam. Fue electo el cardenal Robert F. Prevost como el Papa número 267º, asumiendo el nombre de León XIV. Su elección marca un hito: es el primer pontífice de ciudadanía estadounidense.
Nacido en Chicago, Illinois, en 1955 y ordenado sacerdote en la Orden de San Agustín, León XIV fue misionero en Perú, donde cultivó una vocación pastoral centrada en el contacto directo con el pueblo y la lucha contra la pobreza. Quienes lo conocieron en América Latina lo describen como un pastor humilde, sensible y comprometido con las causas sociales.
No obstante, su nacionalidad despierta recelos. ¿Será un Papa del mundo o un Papa alineado con intereses estadounidenses? En medio de tensiones geopolíticas, conflictos armados y debates internos en la Iglesia, como el aborto, los derechos de las mujeres y la inclusión, esta duda no es menor.
Más aún, la reciente reelección del presidente Donald Trump ha reavivado temores sobre la posible instrumentalización política de la figura papal. La comunidad internacional observa con cautela el inicio de este nuevo papado, preocupada por el riesgo de que prevalezcan intereses hegemónicos sobre los principios universales de la fe: la compasión, la justicia y el amor al prójimo.
El Papa León XIV tendrá el reto de demostrar que su liderazgo no responde a una agenda nacional, sino a un propósito espiritual y humano global. Que no se trate de un papado USA, sino de un pontificado para todos. El mundo católico o no, lo estará mirando.
.La autora es senadora por San Juan, Aguas Buenas y Guaynabo
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