Editorial Semana
Silenciosa desaparición de la memoria colectiva

Por: Juan Illich Hernández
Como bien hemos visto, la memoria de los pueblos reside en sus mitos y mores (costumbres), tanto dentro de los senos familiares como fuera de los mismos. Sin embargo, existe un factor clave e indispensable que hace posible el rescate de este tipo de prácticas sociales y culturales el cual descansa en el campo histórico. Este en particular, siempre ha sido objeto de ser una amenaza anti- sistema como pro-sistema. El detalle “progresista” está en quien es el que construye dicha historia y narrativa debido a que esta ciencia social juega un rol imprescindible para los triunfadores.
Es decir, que quienes por lo usual interpretan la historia son las personas provenientes del sector privilegiado, por lo que les compete a ellos el camino abierto para ilustrar las escenas de sus héroes coloniales inmortalizados como la figura de Juan Ponce de León. A la luz de estos hechos, vamos observado progresivamente el cierre de escuelas, bibliotecas municipales y pérdida de archivos históricos. Cada uno de estos baluartes, desde nuestra óptica deben ser defendidos indiscutiblemente dentro de cada contexto y municipalidad ya que cada uno de ellos representa la semilla del cambio psicosocial que buscamos esparcir por todo el país. A pesar de que muchas regiones en la Isla no se tomen en consideración por indoles sociopolíticas y falta de capital, Caguas va por dicho camino si no toma en su justa perspectiva tales elementos a nivel administrativo y general.
Ha sido gracias a personas como el fenecido historiador Juan David Hernández León, organizaciones micro-políticas como “La Universidad del Pueblo” y otros organismos como el “Taller de Investigaciones Históricas”, entre otros que han hecho posible la reconstrucción de una nueva narrativa para la microhistoria del pueblo de Caguas. Este nuevo aliciente no solo propicia el rescate de nuestras raíces como cagüeños sino también como puertorriqueños.
Así que, hablar de historia y educación es también hablar de lo político debido a las implicaciones socioeconómicas e incluso psicológicas que esto trae consigo. Quiérase decir, que si los grandes intereses no apoyan tales datos y personas que narren dicha historia se pagará el alto precio del veto o exclusión social. Tan sutil y silente ha sido este efecto de desplazamiento, que apenas se conoce que en el pueblo de Caguas hay libros sobre sus orígenes. Por tal motivo es que traemos esta inquietud que llevamos analizando por mucho tiempo, tanto en Caguas como otros pueblos el de accionar, reflexionar y retransformar aquella vieja mirada estoica sobre como visualizar no solo la actividad social y económica del casco urbano sino también el de su desarrollo de capital cultural.
Bajo esta inventiva podría reactivarse una nueva inyección desarrollista capaz de avivar los espacios olvidados como el Archivo Histórico y el mismo Departamento de Cultura los cuales son centros de concienciación social. Además, esta búsqueda por la rehabilitación de estas instituciones permitiría a su vez incentivar el rescate de nuestras raíces. Cabe agregar, que, aunque haya mencionado solo estos espacios en específico no significa que los otros centros como la Casa Abelardo, Amarilla, entre otros no sean relevantes, pero si esto no se toma en consideración irá desapareciéndose más rápidamente la memoria colectiva.
Defender la memoria de los pueblos es salvaguardar no solo nuestra identidad nacional como puertorriqueños sino también recobrar la historia la cual es nuestra y la hacen los mismos pueblos como bien expresó Salvador Allende (1973).