Por: Myrna L. Carrión Parrilla
En estos días se celebró el día del servidor público, cosa que me llevó a repasar el significado, características, valor y trayectoria de lo que conocemos como el “servicio público”. Las ciencias sociales establecen que “los servicios públicos son el conjunto de bienes y actividades, por lo general de tipo esencial o básico, que a través de la administración directa, de subsidios o de otros mecanismos regulatorios, un Estado le garantiza a su población, con el fin de brindar un mejor nivel de vida y proteger la igualdad de oportunidades entre sus ciudadanos.”
Este conjunto de actividades se ofrece con el objetivo de satisfacer determinadas necesidades sociales. Los servicios públicos son prestados por entidades públicas o privadas, escogidas por el Estado y reguladas por este, el cual a su vez se encarga de vigilar y controlar las acciones tomadas por dichas entidades. Se entiende que los servicios públicos evidencian el compromiso y el nivel de intervención que tiene el Estado con su población, al ser el responsable de gestionar esfuerzos para entregar servicios de calidad a la sociedad.
Se entiende que estos servicios, reflejan el desarrollo social de un país, entre ellos, mantenimiento de carreteras, servicio de abastecimiento de agua, facilidades recreativas y deportivas, condición económica de un país, educación servicio de salud al alcance del pueblo, entre otros. Tener lo contrario se considera que las prioridades son diferentes a las de mejorar la calidad de vida de los habitantes.
Sin embargo, el concepto “servicio público” se hace realidad a través el grupo de servidores o empleados que reclutan las agencias a cargo de estos servicios, de ahí la importancia de entender lo que representa la responsabilidad de este grupo de personas que en él se desempeñan. Sin duda enfrentan grandes retos pues sirven al público en general y hay que reconocer que vamos desde los mas pacientes hasta los mas exigentes, pero si algo se aprende en el mundo del servicio público es, que el público responde positivamente, cuando es atendido con respeto, cuando se tiene organización y agilidad en atenderles, cuando los jefes o supervisores tienen los pies en el suelo y con esto la capacidad de estar en constante revisión de lo que funciona y lo que no, para hacer los ajustes necesarios de acuerdo a los recursos disponibles, cuando se piensa en la gente que se es servida, cuando se les habla consideración y empatía, cuando se hace buen uso del tiempo y cuando, quien busca el servicio encuentra respuestas precisas, aunque no siempre esté disponible lo que buscan.
Me atrevo a decir que lo anterior no se limita a aquellos que sirven o se desempeñan desde el gobierno, sino a toda persona que trabaje ofreciendo algún servicio al público. En el caso del gobierno lo importante es que quien allí se desempeñe sienta un gran compromiso con lo que hace, pues siempre hace la diferencia. Sin duda, el país necesita buenos líderes, pero en realidad, debemos reconocer que quienes realmente corren el gobierno son “los servidores públicos” y a ellos, nuestro respeto y reconocimiento, sin olvidar a aquellos que aún desde el sector privado ejecutan en tareas relacionadas a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos en general.
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