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Sobre la música

Foto del escritor: Editorial SemanaEditorial Semana



Por: Myrna L. Carrión Parrilla


Es sabido por todos que la música es un reflejo de la sociedad en la que se crea, y en los últimos años, pocos artistas han logrado impactar la cultura popular como Bad Bunny. No soy una fanática total de este género, pero solo, por aquellas líricas de un contenido, que lo digo con respeto pero de frente, las considero de contenido vulgar. Creo que lo mismo se puede decir con mejores palabras y me pregunto si cuando sean padres quieren escuchar a sus hijos hablando en público así, pero nada, reconozco el género y bailo la pegajosa música de muchas de ellas y canto aquellas que llegan a ser hasta hermosas a mi humilde juicio.


En el caso tan en estos días comentado, de Bad Bunny, a quien hay que hacerle punto y aparte pues sin duda su influencia ha ido más allá de las listas de éxitos o los récords de reproducción en plataformas digitales; su música representa una evolución dentro del género urbano y un testimonio del momento histórico en el que vivimos.


El valor añadido que Bad Bunny aporta a nuestra cultura es profundo y diverso. En primer lugar, ha revolucionado el reguetón y la música latina al romper con los estereotipos tradicionales del género. En sus letras y videos, ha desafiado las normas de masculinidad impuestas dentro de la música urbana, mostrando una identidad fluida y promoviendo mensajes de inclusión y diversidad. Su estilo y actitud han abierto conversaciones sobre la importancia de la autoexpresión sin miedo al juicio social.


Además, ha elevado el estatus del reguetón y el trap latino a un nivel global, consolidando la música en español como una fuerza imparable en la industria.


Su impacto trasciende fronteras, llevando la identidad cultural de Puerto Rico y de Latinoamérica a escenarios internacionales. A través de su música, sus visuales y su activismo, ha mantenido viva la esencia del Caribe, fusionando sonidos tradicionales con innovaciones modernas que reflejan la evolución de la cultura urbana.


Otro aspecto fundamental de su legado es su capacidad para conectar con la juventud. Sus letras abordan desde el amor y la fiesta hasta la ansiedad, la salud mental y las injusticias sociales.


Ha utilizado su plataforma para hablar de temas importantes, como la corrupción en Puerto Rico y los derechos de las comunidades marginadas. Esto demuestra que la música no solo es entretenimiento, sino también un vehículo de protesta y reflexión.


Finalmente, Bad Bunny con su enfoque innovador, su capacidad para desafiar lo convencional y su conexión con la realidad de su público han convertido su música en un fenómeno que trasciende el tiempo y el género.


En definitiva, nos guste o no este género y Bad Bunny como su exponente, objetivamente hay que reconocer que la contribución de este joven puertorriqueño y su equipo de trabajo, a nuestra cultura, va más allá de sus canciones: han redefinido la identidad del artista latino en el siglo XXI, él ha abierto puertas a nuevas generaciones y ha convertido su música en un espacio de expresión, resistencia y celebración de la diversidad y la creatividad de su equipo de trabajo es única a nivel mundial.

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