Por: Félix Tomás Miguel Aponte
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Aún si hace muchos años ocurrió la pérdida del ser querido, los días festivos (Acción de Gracias, Navidad, Año Nuevo, Día de Reyes, o la temporada navideña que ya se avecina; Madres, Padres, cumpleaños y otras fechas significativas) pueden reactivar sentimientos ocurridos en las etapas tempranas del duelo.
Los eventos traumáticos, especialmente una pérdida traumática o repentina, aumentan los sentimientos de pérdida y distrés emocional (o estrés negativo). Este puede ser un momento bien retante para sobrevivientes y sus familias. También puede resultar en la frustración al no poder entender porqué la persona está enojada, molesta o distante.
En su artículo The Holidays, Trauma and Loss: A Time for Healing and Meaning, la psicoterapeuta, Dra. Donna Gaffney, ofrece algunas pinceladas para lidiar con la experiencia del luto en esta temporada navideña:
1-) El “mito” de la Navidad: Los días navideños son un reto, estén de luto o no. Viejos asuntos familiares se reviven y quienes no viven se recuerdan de una manera más intensa. Las familias imaginan las más románticas escenas de la Navidad con dulces recuerdos de la infancia, pero también queda el sentimiento de lo que pudo ser “la Navidad perfecta” o “la Navidad ideal”.
Según la autora, los medios de comunicación, la publicidad y el mercadeo refuerzan a menudo esos deseos y eventos esperados. Sin embargo, la realidad suele quedarse corta ante esas altas expectativas.
2-) Sobreviviendo el trauma: Los eventos traumáticos ocurridos en la temporada navideña y en otras celebraciones importantes son especialmente complicados. Esos días representan un tiempo de estrés para sus sobrevivientes porque aumenta el sentido de aislamiento. Perciben el resto del mundo como feliz y contento, mientras se ofuscan en su tristeza tras eventos pasados no alegres.
3-) Las personas sobrevivientes- Esta temporada es estresante para quienes sobreviven a un trauma porque aumenta su sentido de aislamiento. Para quienes fueron testigos de la pérdida de amistades o compañeros(as) de trabajo, este dolor se suma al de sus pares y familiares que enfrentan esta época festiva sin sus seres queridos. A veces reaparecen los sentimientos de culpa al cuestionarse “¿Por qué he sobrevivido?”.
4-) Dificultades financieras: Estas se pueden complicar más a raíz de la comercialización de las festividades navideñas. Aun así se puede aprovechar este tiempo para celebrar de manera única y persona, sin la tensión de comprar regalos costosos o coordinar celebraciones concurridas. Puede que algunas personas no se sientan cómodas entre grupos grandes o sentirse solas entre la muchedumbre. Para éstas, pequeñas celebraciones pueden ser las más apropiadas.
5-) La niñez: Los niños y las niñas son las personas más perceptivas al presenciar cómo los miembros de la familia atraviesan un período con fuerte carga emocional. Un cambio drástico, o hasta la eliminación de una celebración familiar tradicional agrava el sentimiento de pérdida en la niñez. Como ejemplo: “Ya no tengo a mi papá y ahora no tengo Navidad”.
Ante esta situación, la Dra. Gaffney sugiere que es preciso que la familia discuta qué hacer para empoderar a la niñez. Puede ser difícil para las personas adultas, pero es necesario tener paciencia y permitir a la generación más joven canalizar sus pensamientos e ideas. (Continuará en la próxima edición).
Referencia: Gaffney, Donna. The Holidays, Trauma and Loss: A Time for Healing and Meaning, www.dignitymemorial.com, 2022.