Editorial Semana
Una cultura de trabajo y participación

Por: Myrna L. Carrión Parrilla
Sin duda el cambio climático existe y negarlo es ser de palo. Las temperaturas registradas en nuestro país y en muchos otros países del mundo, los eventos atmosféricos ocurridos y los desastres por causas de estos, han sido en la mayoría de los casos nunca antes vistos. Casos inéditos e insospechables vemos que ocurren, pero además de trabaja para educar a las próximas generaciones, de actuar en el hoy para asegurar un mejor mañana, hay que educar y educarnos para vivir en unos nuevos tiempos y aprender a entender, manejar y asumir los retos que esto conlleva, asumiendo responsabilidades y buscando menos culpables pues el daño ya está hecho.
El resultado de este cambio climático ha ido manifestándose en los pasados años y cada vez tal parece ser más crítico
En Puerto Rico, como hasta unos 20 años atrás las escuelas en particular se construían, basados en un clima tropical en el que el calor existía, pero se diseñaban contando con la ventilación cruzada que era suficiente para todos. De ahí que sólo las escuelas de lujo se pensaban con aires acondicionados en todos sus salones desde el inicio.
Habrá unos 10 a 15 años que comenzaron las escuelas a considerar la instalación de acondicionadores de aires en salones que se dedicaban a la integración de la tecnología pues estos equipos así lo requerían para un mejor funcionamiento y conservación de estos.
Después del huracán María podríamos identificar como un punto de partida para un significativo periodo de altas temperaturas que quizás no rompan los “records” pero no podemos negar que la sensación de este cada día es más intensa y produce más efectos adversos en la gente. Esta realidad requiere que reconozcamos que los que debemos de cambiar somos nosotros, cambiar las acciones para que aporten a la protección del ambiente y esto debe hacerse dia a dia y momento a momento. Suficientes cumbres relacionadas al tema se han llevado a cabo y debe ser cada hogar, cada institución la que decida accionar en favor de aportar.
Producto de este reto vimos en los pasado días un grupo de padres que se tiraron a las calles a protestar porque no aires en los salones de clases, en vez de sentarse con los lideres educativos de sus escuelas a ver cómo podían aportar y buscar juntos estrategias que ayuden a enfrentar esto, que es una realidad, pero no es culpa de nadie. Entonces se suspendieron las clases para un dia de planificar, pero sin incluir a los padres para hacerlos parte de la búsqueda de alternativas y solución. Mientras los dejemos fuera sin compartir información y retos, seguiremos siendo asistencialistas.
Forjemos una cultura de trabajo y participación, “el país que soñamos se construye dia a dia en cada pupitre”. Detenernos a ver como manejamos el calor… siendo quizás mejor integrar la discusión al diálogo en el salón, involucrando a los padres y madres a entender lo que significa lo que piden y unirlos en todo aquello que sea necesario, para lograr las mejoras al ambiente escolar que sin duda pueden hacer falta y eduquemos con la acción.