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Acontecimientos traumáticos pueden agravar sueño deficiente en salud cardíaca niños


Redacción Editorial Semana, Inc.

redaccion@periodicolasemana.net


Los acontecimientos traumáticos pueden agravar los efectos del sueño deficiente en la salud cardiaca de los niños, de seis a 17 años. Aquellos que tuvieron más experiencias traumáticas, según los padres, tenían más probabilidades de dormir poco o demasiado. Investigaciones anteriores indicaron que tanto las experiencias adversas en la infancia como la falta de sueño se asocian a resultados cardiovasculares negativos en etapas posteriores de la vida.


El análisis retrospectivo de los datos de más de 100,000 niños en todo Estados Unidos, recopilados entre 2018 y 2021, reveló que más de un tercio de los niños no dormían la cantidad de horas recomendada por Life’s Essential 8 de la American Heart Association, que son de nueve a 12 horas cada noche para niños de seis a 12 años y de ocho a 10 horas cada noche para los de 13 a 18 años.


Los acontecimientos traumáticos vividos durante la infancia pueden magnificar los efectos negativos del exceso o la falta de sueño en la salud cardiovascular de los niños, según una investigación preliminar que se presentó recientemente en las Sesiones Científicas de 2023 de la American Heart Association.


El análisis de más de 100,000 niños en EE. UU. reveló que más de un tercio no dormía la cantidad diaria de horas recomendada por Life’s Essential 8, de 10 a 16 horas de sueño cada 24 horas, incluidas siestas, para niños de cinco años o menos; de nueve a 12 horas cada día, para niños de seis a 12 años; y de ocho a 10 horas, de 13 a 18 años.


Según dicha herramienta de salud, el sueño insuficiente o excesivo es un factor de riesgo clave para una salud cardiovascular subóptima. Este estudio es uno de los primeros en examinar la prevalencia de falta o exceso de sueño en los más jóvenes. Investigaciones anteriores también descubrieron que experiencias adversas en la infancia se asocian a un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 ó accidentes cerebrovasculares en etapas posteriores de la vida.


En este estudio, algunos de los acontecimientos traumáticos fueron: divorcio de los padres, muerte o encarcelamiento del padre o la madre, experiencias violentas, la convivencia con una persona con dependencia al alcohol o las drogas o con problemas de salud mental; abusos físicos, emocionales o sexuales; o trato injusto por motivos de raza, etnia, orientación sexual o identidad de género.


Los investigadores examinaron los datos de los años 2018-2019 y 2020-2021 Encuesta Nacional de la Salud de los Niños (NSCH) para estudiar la relación entre la duración del sueño y las experiencias infantiles adversas registradas. Las encuestas incluían preguntas demográficas sobre los niños y preguntas variadas sobre su salud y comportamiento, así como su hogar. Los padres o tutores respondieron “Sí” o “No” si su hijo(a) experimentó algún acontecimientos traumático, si el hogar sufrió dificultades económicas desde que nació y cuántas horas dormía la mayoría de las noches de la semana.


El análisis determinó lo siguiente: Más de un tercio de los 101,105 niños no seguían las pautas de sueño recomendadas, ya fuera por no dormir lo suficiente o por dormir demasiado. Aquellos(as) con más experiencias infantiles adversas declaradas tenían más probabilidades de dormir demasiado o muy poco.


Cada acontecimiento traumático adicional aumentaba en un 8% la probabilidad de que un niño durmiera una o dos horas menos o más de una de lo recomendado. También, si aumentaba en un 26% la probabilidad de dormir más de dos horas o menos de lo recomendado.


Como antecedentes y detalles del estudio de 2018-2019, el 58.22% de los niños tenía entre 6 y 12 años y el 41,78%, entre 13 y 17 años. El 50.89% de los niños se identificaron como varones y el 49.11%, como mujeres. Los padres o tutores de 58,964 niños que hicieron lo propio para la Encuesta Nacional de la Salud de los Niños de 2020-2021. El 51.04% de los niños se identificaron como varones y el 48.96%, como mujeres.


En este estudio, los niños se clasificaron en tres subgrupos: 1) los que dormían lo suficiente para su edad, o el tiempo óptimo; 2) los que indicaron dormir entre una y dos horas menos o una hora más de lo recomendado cada noche y 3) los que indicaron dormir dos o más horas menos de lo recomendado cada noche. Tanto el grupo 2 como 3 indicaron una duración de sueño subóptima.


En las encuestas NSCH, la pregunta si el hogar enfrentaba dificultades económicas tenía cuatro opciones de respuesta (“Nunca”, “Rara vez”, “A menudo” o “Muy a menudo”). Para este análisis se combinaron en dos categorías: “A menudo/muy a menudo” o “Nunca/rara vez”.


El estudio tenía varias limitaciones. Se basó en cuestionarios completados por los padres o tutores, y puede que los resultados no fueran precisos debido al sesgo de la memoria (errores que se producen cuando los participantes no recuerdan o recuerdan mal hechos pasados) y a la posible falta o exceso de información, ya que se trata de sus opiniones y perspectiva del niño en lugar de la del propio niño. Además, como los datos sólo incluyen información de un único momento, estos resultados no pueden confirmar una relación causal entre las experiencias infantiles adversas y la duración del sueño.

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