top of page
Buscar
  • Foto del escritorEditorial Semana

De cara ante el abuso espiritual y cómo sanarlo




Por: Félix Tomás Miguel Aponte


De todas las formas de violencia, el abuso espiritual es la que más cicatrices deja en creyentes. Es ese acto que ocurre dentro de la Iglesia, congregación o lugar de adoración, en el que se le atribuyen a la víctima frases o palabras como “pecador o pecadora”, “vivir en pecado”, el infierno como destino final, “estar tibio (a) en La Palabra”, “hermano(a) separado(a)” o “estar en la iglesia equivocada”. Incluso, decirle que “eras una buena persona” (como diciendo “ahora eres otra cosa”), “mala influencia” o sacar a flote los defectos.


Esta práctica, además, envuelve abandono, aislamiento, rechazo, maltrato institucional o el repudio de la comunidad de fe que una y otra vez señala a ese hermano o hermana por ser diferente, denunciar una situación o aun si cometió una falta o delito. Igualmente, mirar de reojo o “por encima del hombro” a aquella persona que decide empezar de nuevo y rehacer su vida. Mientras, quienes lo perpetran aseguran tener autoridad moral o hablar “en el nombre de Dios” o “porque está en La Biblia”.


El abuso espiritual se distingue de otros por acciones que incluyen: chismes, rumores, “indirectas”, vergüenza; virar la espalda, abandonar o ignorar deliberadamente, culpa, control y manipulación. Peor aún, mantener a las personas en relaciones abusivas o tóxicas. (Foster, Dan. Behind Closed Doors, Exposing Spiritual Abuse in Churches. goodmenproject.com 11/26/2023). Según Foster: “Una vez se adjudica la culpa, se hace difícil de probar, deja a quien lo sufre cuestionando su fe y hace difícil la sanidad”. (2023).


Aún cuando se hace difícil comprobar, una manera de lidiar con este abuso es, primeramente, orientar sobre el tema. Además, definir o replantear la necesidad de un santuario seguro dentro de cada comunidad de fe, establecer espacios sanadores o “iglesias refugio” y seguros. Igualmente, buscar métodos de restauración donde todas las partes puedan beneficiarse y reenfocar su fe.


Sobre el particular, Lester Caleb Santiago, co-coordinador de la Mesa de Diálogo Martin Luther King Jr., entidad interdenominacional que promueve la justicia social y los derechos humanos, propone, a través de la página cibernética de la organización:


“Además de reconocer nuestro pecado personal e institucional del patriarcado, proponemos las siguientes medidas de reparación: Establecer “iglesias refugio” con una política de cero tolerancia a la violencia de género, con un liderato religioso capacitado para proteger y acompañar a las víctimas de la violencia de género. Promover una educación sobre las relaciones de género basadas en la equidad y el respeto a la dignidad humana. Modelar una nueva masculinidad basada en la equidad de género”. (2021, http://mesadedialogomlk.com/blog/page/2/).


Para la Rvda. Edma Torres López, co-coordinadora de la mencionada entidad, el perdón y la reparación de daños implican “un encuentro, un diálogo, un reconocimiento entre las partes y el común acuerdo de reescribir la historia desde la equidad que el Reino de Dios nos enseña”. (Editorial Semana, www.facebook.com, 5/25/2021).


De otro lado, el concepto de “santuario”, tal y como propone Yenni Morán en su ensayo Santuario como Cultura de Seguridad, se refiere al énfasis en el desarrollo activo y consciente de un sentido de seguridad “dentro del contexto de un entorno terapéutico”. Tomando como base a la Dra. Sandra Bloom, la autora se refiere a la seguridad física “más allá de puertas cerradas, ventanas, rejas, camisas de fuerzas, aislamiento o restricciones, como un entorno libre de amenazas: comportamiento suicida y autodestructivo: ataques físicos o sexuales a otros, asunción de riesgos, abuso de sustancias, peligros físicos como toxinas o armas; agresión depredadora o coerción, amenazas, impotencia y falta de control e indefensión aprendida, entre otros”.


Morán añade: “Los entornos físicamente seguros fomentan: relaciones de apoyo y cariño, formas no coercitivas de persuasión; comportamiento sexual saludable, seguro y relacional; buenas prácticas de salud, compromiso con la no violencia hacia uno mismo y hacia los demás, expresión saludable de ira y asertividad, oportunidades para experiencias de dominio, evitación de nuevas experiencias de impotencia, paciencia, repetición y estructura que asegura el éxito”.


Para sanar las heridas producidas por el abuso espiritual, debemos definir el problema antes de comenzar a encontrar una respuesta, vislumbrar una espiritualidad sana y “encontrar nuestro único y personal camino de pertenecer a Dios”. Esto, a la luz de un ensayo escrito por Matthew, Sheila y Dennis Linn en el cual replantean el viaje espiritual de cada persona. (Sanando el abuso espiritual y la adicción religiosa, 1997, https://www.opus-info.org/)

7 visualizaciones

Entradas recientes

Ver todo

Cuidados para pacientes con cáncer

Redacción Editorial Semana redaccion@periodicolasemana.net A pesar de los adelantos en la lucha contra el cáncer y los esfuerzos educativos de detección temprana, un diagnóstico de esta enfermedad pue

bottom of page