top of page
Buscar
  • Foto del escritorEditorial Semana

El derecho a la libre expresión


Por: Lilliam Maldonado Cordero


La normalización es un proceso aplicado a distintos ámbitos de nuestras vidas. En administración, ciencias y mercadeo, la normalización es un principio o actividad que busca unificar criterios respecto a determinadas materias o campos.


Aplicar el término normalización de forma general significa el proceso destinado a la elaboración de unos elementos de referencia comunes, con el fin de ordenar los diferentes comportamientos o actividades que se presentan de manera repetitiva en las relaciones sociales. En palabras más sencillas, es visualizar o juzgar como normales aquellas ideas y acciones para darlas por sentado como naturales en nuestra cotidianidad.


El proceso de normalización ha servido, a través de nuestra historia, específicamente en nuestra sociedad para entender, como algo natural, el sufrimiento por la pérdida de un ser amado realizando actos de duelo, no participar del canibalismo o respetar los lugares sagrados propios y los de otras personas que no comparten nuestra fe. Son constructos morales y prácticos sobre lo que debe aceptarse generalmente.


Sin embargo, hemos visto cómo algunas conductas son aceptadas como algo normal, cuando en realidad violan el orden establecido y la paz. Un ejemplo concreto es la percepción de algunas personas que piensan que el derecho a la libre expresión les otorga un tipo de patente de corso para violentar los derechos de la mayoría. Recientemente, hemos observado el resurgimiento de grupos que rechazan, con protestas, las opciones provistas por la ciencia médica para el tratamiento profiláctico mediante el uso de la vacunación.


Indudablemente, razones de conciencia o salud válidas darían mérito a negarse recibir tratamientos médicos específicos. Sin embargo, el derecho de los pocos no puede ir por encima de los de la mayoría. Concretamente, en Puerto Rico cree en la vacunación más del 90 por ciento de quienes vivimos en la isla. Por lo tanto, una minoría que no crea en la vacuna tiene el derecho de no inocularse, pero no lo tiene de cerrar una vía principal e impedir el paso de miles que necesitan acceder a sus centros de trabajo, citas médicas o cualquier gestión que deban realizar. Imaginemos solamente si la minoría de las personas que no creen en ser transfundidas con sangre -derecho que tienen de no hacerlo- quieran cerrar el paso a otros a donar sangre y sus componentes, o su transporte y administración en los hospitales. Parece un ejemplo exagerado, pero nos sirve como punto de comparación.


El derecho a la libre expresión es uno indispensable para la existencia de las sociedades democráticas, que se relaciona normalmente con la ética y la moral. Aplica, objetivamente, al limitar el acceso a los medios de expresión pública, como el abuso de controles oficiales respecto a las herramientas de comunicación -por ejemplo, limitar el acceso a radiofrecuencias y aparatos usados en la difusión de información-. También, es un derecho expresar ideas subjetivas que formen parte de las convicciones de cada individuo.


Sin embargo, basándonos en el ejemplo provisto, también es derecho a la expresión el que la mayoría desee hacer uso de una vía pública para llegar a su trabajo, buscar a sus hijos e hijas a la escuela, visitar a su médico, hacer compras y hasta recibir su inoculación. La libertad de expresión es un derecho extraordinario, pero no puede normalizarse como uno infinito mientras transgreda el bienestar de la mayoría y sus derechos, que también son constitucionales.

11 visualizaciones

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page