Por: Myrna L. Carrión Parrilla
Comparto con ustedes el recuerdo de aquellas las conversaciones que sostuve con el querido y siempre recordado Historiador de Caguas, Juan David Hernández (qpd) quien me compartía datos de la historia de nuestra Ciudad en las que se resaltaba la constante acción de la mujer cagüeña en favor del bienestar de la comunidad en general. Entre sus estudios, identificaba un caudal de damas en diferentes campos, cuyas ejecutorias, había dejado o estaban dejando un legado muy significativo. Mujeres en el campo de la educación, las letras, el teatro, la industria, el liderato comunitario, entre otros, se han destacado por sus aportaciones, un legado cívico en favor de nuestra comunidad. Me insistía Juan David, la importancia de resaltar esa gesta particular de nuestro pueblo y me planteaba la necesidad de transmitir a las próximas generaciones esto, no sólo para reconocer, sino también para transmitir a estos nuestro valores como pueblo, como legado e historia.
Más recientemente, un movimiento de trabajo comunitario y apoderamiento, continuó contando con el liderato y activa participación de la mujer en nuestra ciudad, mujeres con un compromiso cívico natural, no forzado. Con un deseo profundo por el mejoramiento de nuestros entornos y con un deseo innegable de aportar. Mujeres todas con un alto sentido cívico, siendo el civismo, la conducta que desarrollan los seres humanos inspirada en el respeto, la tolerancia y la convivencia, como consecuencia de su integración en la sociedad. En definitiva, la pacífica convivencia entre las personas que comparten un determinado espacio ya sea a nivel global, local o entre los vecinos de un barrio en específico.
Recuerdo que entre los datos históricos de mayor relevancia que nos compartía nuestro Historiador, nos contaba que en la ciudad de Caguas había un puente de madera sobre el río Caguitas, el cual daba acceso a la entrada norte de la ciudad. Unas fuertes lluvias, dañaron el puente, que daba acceso principal hacia la Capital, lo que afectaba significativamente toda la gestión comercial y de transportación de la época. En aquel entonces, un grupo de damas cívicas lideraron la recolección de los fondos necesarios para la reconstrucción de tan importante puente, para la vida de la ciudad. Se les identificaba como damas cívicas por su alto compromiso con causas en favor del bienestar general de la Ciudad.
Dicho puente, que estaba ubicado donde actualmente se encuentra Plaza Villa Blanca y Cagüitas Mall, se convirtió para algunos como el puente de Villa Blanca. Sin embargo, aprendí con Juan David (qpd) que el puente tiene nombre, pues desde la gesta de aquel grupo de damas que con su civismo lograron su construcción, fue nombrado “El Puente de las Damas”.
Me pregunto, cuántos de los que hoy nos leen, sabían esto, pues en conversaciones con maestras y personas de la comunidad en general, me he percatado que pocos conocen esta parte de la historia de nuestra Ciudad. En estos días, otro grupo de damas que sirven a través del conocido Club de Cívico de Damas de Puerto Rico, han decidido retomar esa importante gesta y darla a conocer, donando la instalación de unas letras en dicho puente que den a conocer su nombre. Con esto, aspiran educar a nuestras actuales generaciones, resaltar nuestra cultura y recordar que “los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla”.