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  • Foto del escritorEditorial Semana

En el nuevo año




Por: Myrna L. Carrión Parrilla


Al inicio de cada año nos llenamos del ofrecimiento de buenos deseos, bendiciones, paz y prosperidad, entre otros, para todos nuestras amistades y seres queridos. Por todos lados los buenos deseos nos acompañan. Un ánimo de que todos estemos bien y de que para el nuevo año mejoremos, es el ambiente que permea en la Navidad.


Pero inicia el nuevo año y que esto se haga realidad depende de nosotros, de nuestra actitud, de nuestro empeño, nuestra voluntad, de nuestros esfuerzos, pues no es algo que llegue por que sí o caiga del cielo, o sólo porque lo deseemos. Pero sí ayuda y es importante el buen deseo que tengamos unos a otros, porque si es genuino y de corazón, se promueve un ambiente de unidad y cooperación que prepara el terreno necesario para que caminemos hacia el año esperado y deseado.


Sin duda factores externos influyen en el logro de aquello hacia lo que caminamos, pero el empeño nuestro, debe ser mayor que las circunstancias, sólo así superaremos las mismas. El empeño nuestro, surge de nuestra fuerza interior, fuerza que surge de nuestra estabilidad emocional, del positivismo que carguemos por dentro, de los principios que hayamos hecho crecer y de la fortaleza de nuestro espíritu, pues es fundamental aceptar que somos mente cuerpo y espíritu.


Esa fuerza interior que debemos trabajar para asegurarnos de obtenerla es fundamental para enfrentar con éxito todo factor exterior o adversidad que se nos presente. Cuando digo con éxito, no siempre quiere decir que lograremos lo que esperamos, sino, que lo que enfrentemos lo podremos manejar positivamente será de aprendizaje y nos hará más fuertes y mejores personas.


Valorarnos como persona es no permitirnos que nos derrumbe lo que no nos funciona, aquello que perdamos o no alcancemos. Valorarnos, es darnos cuenta de que, debemos dar el máximo y dar lo mejor de nosotros, pero si algo no funciona, debemos de ajustar las velas y cambiar el rumbo, pues empeñarnos u obstinarnos con lo que no funciona, es actuar como un niño pequeño, sin madurez.


Lo triste es que las pataletas de los niños no pasan de gritos y patadas, las de los adultos muchas veces nos ciegan, nos descontrolan y nos hacen perder la razón, cometer errores y actuar sin juicio ni razón.


Ha iniciado el nuevo año, una nueva oportunidad para mirar hacia adentro y ver cómo están nuestras fuerzas internas, nuestra visión de la vida y nuestra salud espiritual.


Es tiempo de mirar nuestra vida y determinar si hay que ajustar las velas, buscar alguna ayuda, tomar decisión o continuar adelante en busca siempre de algo mejor.


Ha comenzado el nuevo año y solo quiero desear que sea un gran año lleno de paz y prosperidad. Que fluyan las ideas que al país le haga progresar, que vuelva la paz a las calles, el respeto a la vida, el perdón y el respeto a las calles y a la velocidad. En este nuevo año deseo a todos, salud y bienestar.


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